LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 212

como se decía, una dura lucha con los gigantes Ecke y Fasolt. El Löwenburg, algo menos revestido de tradiciones legendarias; el Olberg que en tiempos ya lejanos fue residencia del Thing; el Petersberg, soportado por un ringvall; el Lohrberg, que, según muchos aseguran, tiene que agradecer su nombre a Laurín; el Wolkenburg y el Nonnenstromberg completan el número de siete, por lo cual la sierra ostenta con toda justicia su nombre. También alrededor de Herkersdorf se extendía aquella vasta re- gión boscosa denominada por los geógrafos de la Antigüedad como Silva Orcynia y por César, Silvia Herciynia. Comienza en la fuente del Theiss, se extiende acompañando al Rin desde Schaffhausen hasta Speyer, pasando por Westfalia y el Harz hacia el norte. En este bosque de Orkus o de la Herkyna, los griegos y lo romanos creían que gobernaban el Orkus, custodio del País de los Muertos, y la madre tierra Démeter Herkina. De ésta vienen los hombres de su linaje y también a ella retornan. El bosque era el templo de la diosa, vestido por árboles y techado por el cielo. De manera muy parecida llamaron los germanos a su diosa de la muerte: Herka, también Hel u Holda. La acción de la diosa no tenía nada de terrible para ellos, pues ésta envió hacia lo alto, afable y propiciamente, árboles, hojas, flores, frutos y a los hombre vivientes. Es por esto que los antiguos alemanes creyeron que los primeros hombres brotaron de un árbol, cuyas raíces llegaban hasta la misma señora Hel. Al morir un hijo de hombre, su cuerpo debía peregrinar por el camino de Hel hacia Hellia, Casa de la Señora Hel, que está "profundamente bajo hacia el norte". Allí podía coger frutas deliciosas que le ahorraban una segunda muerte, cual los frutos del jardín de las Hespérides, obtenidos por el héroe Heracles -al que los romanos antiguos veneraron como Hércules-, para sí y para los hombres, después de difíciles pruebas. En el bosque de Herka aún hoy hay más de un camino que se llama Camino de Hel...