LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | 页面 186

como figura en el libro mencionado, y logran un armónico efecto de conjunto, que sólo se ve afectado por una imitación de la gruta de Lourdes. Tampoco san Cristóbal "armonizaba bien con la fuente primitiva". Creo que -fuera de los árboles, del agua de la fuente y de la bóveda celeste- nada de todo lo que actualmente se puede ver en Amorsbrunn recuerda al culto de la fuente original. Aún menos al Santo Amor y, como también asevera mi fuente autorizada, la reproducción de mal gusto de Lourdes. Amor le llamaban los provenzales heréticos a la Minne; Minne es memoria y recuerdos, "pero recuerdo quiere decir - como ha reconocido nuestro amado poeta Jean Paul Richter- el único paraíso de donde nada se puede expulsar". Y de ahí que recuerde que todas las tribus germanas hacían ofrendas de adoración a las fuentes y manantiales. Si unas evocaban a la divina protectora del agua de vida Freya-Holda, también llamada Venus, al acercarse a la fuente, otras poblaban el agua sagrada con invisibles náyades y libélulas. Nuestros antepasados no le demostraban su veneración y su devota convicción con formas visibles por medio de figuras de yeso o muñecas de cera, reclinatorios o grutas artificiales. Sus divinidades tampoco precisaban un árbol genealógico. Su padre, el propio Dios Padre del Universo, de múltiples nombres y a la vez sin nombre, el múltiple y uno a la vez, era el manifiestamente eficiente e inconcebible a un tiempo. De Jessé no vine la especie, sino del cie