LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 181

MlCHELSTADT EN ODENWALD En esta pequeña ciudad, mi madre me trajo al mundo. Sus antepasados están enterrados aquí. Ya de pequeño le tomé un profundo cariño a esta porción de tierra. Cuándo mis padres, entonces residentes en Bingen del Rin, empezaban sus preparativos para nuestra estadía veraniega en Michelstadt, comenzaban mis preguntas: Que si era verdad que el manantial donde Hagen von Tronje mató a Sigfrido sería aquella fuente rodeada de tilos que me habían mostrado el año anterior. Si debía creer que el último sacerdote de Odín en Odenwald -del que poco pudo informarme el libro juvenil que tanto leí en la ciudad de Essen- habría vivido en la casa del bosquecillo donde todavía se ven sillones de piedra del Thing (Thing o Ding: asamblea popular y judicial de los antiguos germanos). Si la antiquísima basílica frente a las puertas de Michelstadt había sido construida por la hija del rey Karl, Emma, y por su historiógrafo Eginhard como consuelo para este sacerdote. Durante las vacaciones, siempre tenía novedades y cosas enigmáticas para ver: que en un apartado lago del bosque se reflejaba el castillo Mespelbrunn, castillo romano oculto en el monte alto; el castillo de caza Eulbach con su soberbio parque zoológico lleno de venados y jabalíes, o el armamento y equipo del rey sueco Gustavo Adolfo, en el museo de Erbasch. Una vez viajamos por las montañas que separan Hessen de Baviera, hacia el convento Engelbert del Meno. Casualmente era día de peregrinación: los peregrinos suben arrastrándose de rodillas los varios cientos de escalones hasta la iglesia del monte mientras van rezando el rosario. Ya en aquel tiempo quería entender el sentido de una penitencia tal. A través de Amorbach regresamos a Michelstadt, yo sentado al pescante junto al cochero. Pasado mañana haré el mismo viaje, porque en las cercanías de Amorbach se encuentra, lo que no supe