LA CORTE DE LUCIFER - OTTO RAHN La Corte de Lucifer - Otto Rhan | Page 128

ROMA
allí, en una cueva, profetizaba Sibila de Cumas, una pitonisa itálica. Wolfram von Eschenbach dice que la Sibila era una profetisa del Grial. La Sibila cumae vivía en una cueva de la montaña próxima...
Así es: primero, si fuera a Puzzuoli, cerca de Nápoles, iría en busca de una cueva en la montaña. Seguramente está cerca del lago Averno, donde los antiguos imaginaron que se encontraba la entrada de los infiernos. Según da a conocer Dietrich von Nieheim, que a fines del siglo XIV era obispo de Verden en el Aller, en la montaña tienen su casa muchos hombres hasta el Día del Juicio y se deleitan con placeres diabólicos. La montaña se llama Grial.
Quien me haya seguido hasta aquí no olvide a los cátaros, Cuándo por sí mismo siga el hilo. Ellos también en la Lombardía fueron " tantos como la arena del mar ", y se les abrasó en su herejía " como a lámparas ". Unos fueron anatematizados como maniqueos; los otros, como amaños. Como los herejes alemanes, seguramente también se reconocían por el saludo: ' Te saluda Lucifer, a quien no se hizo justicia ".

ROMA

El alemán Tannhäuser, como el pueblo errante de la Edad Media lo vio, una vez se arrodilló ante el papa. Le pesaba un gran " pecado ", ya que había ido al bosque a mirar un milagro y había
dado con el Monte de Venus. La señora Minne-que también se llamó señora Saelde o señora Holda- imperaba en esa montaña.
Allí había muchos héroes y muchos cantores. Siete años permaneció Tannhäuser junto a la diosa. Entonces lo asaltaron las
dudas sobre la salvación de su alma y se despidió de la señora Minne para peregrinar a Roma. En vano la graciosa le suplicó que
permaneciera junto a ella, porque junto a ella estaba su salvación. Tannhäuser se desprendió de sus brazos y no escuchó que le
encomendaba que no debía olvidar " despedirse de los hombres antiguos ". Con pies sangrantes peregrinó el desventurado hacia
Roma. Allá tañían las campanas y se escuchaba el canto llano.