entretanto se había convertido al cristianismo católico y había hecho votos de castidad ante Dios y la Iglesia. Verdad es que en los años posteriores dijo que las prostitutas son una parte constitutiva de la sociedad humana tal como los verdugos, a pesar de que para él la palabra del apóstol Pablo había pasado a ser regla de conducta: no tiendas a la comida y a la bebida, ni a la alcoba y la lascivia, ni a la discordia y la envidia, sino al Señor Jesús Cristo y espera del cuerpo, por lo tanto, que no sea lascivo. " No seguí leyendo-comenta Agustín-, no era en realidad necesario, porque justo al finalizar esta palabra se hizo la luz de la paz en mi corazón y huyó de mi la noche de la duda ". Con su hijo Adeodat, al cual, como acostumbraba decir, " había engendrado en pecado ", se hizo bautizar por Ambrosio. Un año después el hijo murió.
Él mismo se marchó de este mundo el año 430, mientras el gran rey vándalo Genserico ponía cerco a la ciudad donde Agustín fue obispo por última vez, la ciudad norteafricana de Hipona. Dentro de sus murallas yacía moribundo un semita y obispo que posteriormente fue canonizado como Padre de la Iglesia. Un rey germano asaltó las murallas. El semita continuó triunfando en Cuánto que, en los tiempos futuros, todos los papas, casi todos los curas y algunos emperadores romanos de la nación alemana, ante todo Carlos el Franco, han utilizado, junto a la Biblia como eficaz martillo, la obra más significativa de Agustín, Civitas Dei( La ciudad de Dios), para volver a forjar occidente en el senado semítico. Casi lo lograron. Pese a todo, debemos abrigar la esperanza de que Europa algún día se limpiará de toda mitología judía...
Cuándo Agustín llega a Roma, la encuentra conquistada por los godos. Los romanos se quejaban de que el dominio godo sólo pudo ser posible porque Roma había adoptado " la nueva religión oriental ", el cristianismo. Agustín replicó a los romanos: "¿ Van acaso los godos a la iglesia cristiana? No, la evitan. Porque los godos son hombres diferentes a nosotros y a vosotros ".
Y el semita adoctrinó a los romanos en su Ciudad de Dios: " Entre