LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 98
Así que los que viven en el Centro también mueren, dijo Cipriano Algor
al entrar en casa con el perro detrás después de haber llevado al yerno
a sus obligaciones, Supongo que nadie se habrá imaginado alguna vez
lo contrario, respondió Marta, todos sabemos que tienen dentro su
propio cementerio, El cementerio no se ve desde la calle, pero el
humo, sí, Qué humo, El del crematorio, En el Centro no hay
crematorio, No había, pero ahora hay, Quién lo ha dicho, Tu Marcial,
cuando entramos en la avenida vi humo saliendo del tejado, era algo
de lo que se venía hablando, y se ha cumplido, Marcial me dijo que
empezaban a tener problemas de espacio, Lo que me extraña es el
humo, casi apostaría a que la tecnología actual ya lo había eliminado,
Estarían haciendo experimentos, quemando otras cosas, tal vez
cachivaches pasados de moda, como nuestros platos, Deje de pensar
en los platos, tenemos mucho trabajo a la espera, He venido lo más
deprisa posible, sólo fue dejar a Marcial en la puerta y volver,
respondió Cipriano Algor. Omitía el pequeño desvío que le había
permitido pasar por delante de la casa de Isaura Estudiosa y no se
percataba de que sus palabras sonaban a justificación improvisada, o
quizá sabiendo que lo eran, no conseguía evitarlo. Es cierto que le faltó
coraje para detener la furgoneta y llamar a la puerta de la viuda de
Joaquín Estudioso, pero ésa no fue la única razón por la que, usando
una expresión fuerte, se acobardó, lo que temió sobre todo fue el
ridículo de encontrarse delante de la mujer sin saber qué decirle y,
como tabla de salvación, acabar preguntándole por el cántaro. Una
importante duda quedará sin aclaración para siempre jamás, esto es,
si Cipriano Algor, en el caso de haber podido hablar aunque fuera dos
minutos con Isaura Estudiosa, hubiera entrado en casa hablando de
muertos, humos y crematorios, o si, al contrario, el placer de una
amena conversación entre puertas habría hecho acudir a su espíritu
algún tema más apacible, como el regreso de las golondrinas o la
abundancia de flores que ya se observa en los campos. Marta dispuso
sobre la mesa de la cocina los seis diseños de la última fase
preparatoria, por orden de elección, el bufón, el payaso, la enfermera,
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