LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 89

probablemente, donde perdemos la primera de todas las memorias, Estás fantaseando, dame un beso. Antes de esta delicada conversación y de este beso, Marcial había expresado vehementes votos para que el traslado al Centro se realizase antes del nacimiento, Tendrás la mejor asistencia médica y de enfermería que alguna vez pudieras imaginar, no existe nada que se le parezca, ni de lejos ni de cerca, y tanto en medicina como en cirugía, Cómo sabes todo eso, si nunca has estado en el hospital del Centro, ni probablemente hayas entrado, Conozco a alguien que ha estado internado, un superior mío que entró casi muriéndose y salió como nuevo, hasta hay gente de fuera que se busca enchufes para que la admitan, pero las normas son inflexibles, Quien te oiga creerá que en el Centro no muere nadie, Se muere, claro, pero la muerte se nota menos, Es una ventaja, no hay duda, Verás cuando estemos allí, Veré qué, que la muerte se nota menos, eso es lo que quieres decir, No estaba hablando de la muerte, Sí que estabas, La muerte no me interesa para nada, estaba hablando de ti y de nuestro hijo, del hospital donde lo vas a tener, Si tu nombramiento no se retrasa demasiado, Si no me ascienden en nueve meses, no me ascenderán nunca, Dame un beso, guarda interno, y vamos a dormir, Toma el beso, pero hay una cuestión de la que todavía necesitamos hablar, Cuál, Que a partir de hoy trabajarás menos en la alfarería y dentro de dos o tres meses lo dejas definitivamente, Crees que mi padre podrá hacer el trabajo solo, sobre todo si el Centro nos encarga el pedido de las figuras, Se contrata a alguien para que lo ayude, Bien sabes que ésos serían pasos perdidos, nadie quiere trabajar en alfarerías, Tu estado, Mi estado, qué, mi madre trabajó siempre mientras estuvo embarazada de mí, Cómo lo sabes, Me acuerdo. Se rieron ambos, después Marta propuso, Por ahora no hablaremos de esto a mi padre, él se pondría contentísimo, pero es preferible que no se lo digamos, Por qué, No sé, andan demasiadas cosas rondando en esa cabeza, La alfarería, La alfarería es sólo una de ellas, El Centro, El Centro también, el encargo que harán o no harán, la loza que es necesario retirar, pero hay otras cuestiones, la historia de un cántaro al que se le soltó el asa, por ejemplo, ya te lo contaré. Marta fue la primera en dormirse. Marcial ya no estaba tan asustado, más o menos sabía por qué camino tendría que ir después del nacimiento, y cuando, pasada casi media hora, el sueño le tocó con sus dedos de humo, se dejó llevar ya con el espíritu en paz, sin resistencia. Su último pensamiento consciente fue para preguntarse si Marta le habría hablado realmente del asa de un cántaro, Qué disparate, debo de estar soñando, pensó. Fue el que menos durmió, pero fue el primero en despertarse. La luz del amanecer se filtraba por los resquicios de las 89