LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 86

potente para emitir como para recibir, tan minuciosa para contar como para medir, tan activa para subir como para bajar. Qué te pasa, preguntó Marta, súbitamente paralizada, Nada importante, sólo unos pequeños contratiempos, Cuestiones de trabajo, No, Entonces, qué, Es tan poco el tiempo que ya tenemos para estar juntos, y para colmo vienen a meterse en nuestra vida, No vivimos en una redoma, He pasado por casa de mis padres, Algún accidente, alguna complicación. Marcial movió la cabeza negativamente y prosiguió, Empezaron mostrándose muy interesados en saber si tengo noticias de cuándo voy a ser ascendido a guarda residente, y yo respondí que no, que ni siquiera hay razones seguras para afirmar que eso vaya a ocurrir, Es casi seguro, Sí, casi seguro, pero hasta no tener el pájaro en la mano, Está volando, y luego, Dieron unos cuantos rodeos, y yo sin saber adonde querían llegar, hasta que finalmente me anunciaron su gran idea, Y cuál es esa gran idea, Están pensando nada más y nada menos en vender la casa y venirse a vivir con nosotros, Con nosotros, dónde, En el Centro, Estoy oyendo bien, tus padres se quieren ir a vivir al Centro, con nosotros, Eso mismo, Y tú, qué les dijiste, Empecé haciéndoles notar que todavía era pronto para pensar en eso, pero me respondieron que vender una casa tampoco es cosa que se haga de hoy para mañana, que no iba a ser después de que estemos instalados, tú y yo, cuando se pusieran a buscar comprador, Y tú qué les dijiste, Pensando que liquidaba el asunto, les dije que teníamos intención de llevarnos a tu padre cuando nos mudásemos, para que no se quedara aquí solo, sobre todo ahora que la alfarería está pasando un momento de crisis, Les comentaste eso, Sí, pero no atendieron a razones, poco faltó para que se pusieran a dar voces, llorando, hablo de mi madre, claro, mi padre no es de sentimentalismos, lo que hizo fue protestar y echar pestes, qué clase de hijo soy yo que pongo las conveniencias de personas que no son de mi sangre por encima de las necesidades de mis propios progenitores, dijeron eso mismo, progenitores, no sé de dónde sacaron la palabra, que nunca podrían imaginar que algún día oirían de mi boca que reniego de aquellos a quienes debo la vida, aquellos que me criaron y educaron, que es bien cierto que casamiento alejamiento, pero que desprecios no estaban dispuestos a admitir, y que desde luego no me molestase, que por ahora todavía no necesitaban andar por las calles pidiendo limosna, pero que no me olvidase de que el remordimiento siempre acaba llegando, que si no viene durante la vida, vendrá después de la muerte, y ése es todavía peor, y que ojalá no tenga yo hijos que me castiguen por la inhumanidad con que he tratado hoy a mis padres, Fue la frase final, No sé si fue la frase final, se me olvidarán algunas, 86