LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Página 71
debajo de lo que nos costó, una cantidad grande de artículos de su
alfarería, artículos de todo tipo que están ocupando un espacio que me
hace falta, por este motivo me veo obligado a decirle que proceda a su
retirada en el plazo máximo de dos semanas, tenía la intención de
mandar que le telefoneasen mañana para informarle, Tendré que hacer
no imagino cuántos viajes, la furgoneta es pequeña, Con una carga por
día resolverá la cuestión, Y a quién voy a vender ahora mis lozas,
preguntó el alfarero hundido, El problema es suyo, no mío, Estoy
autorizado, al menos, a negociar con los comerciantes de la ciudad,
Nuestro contrato está cancelado, puede negociar con quien quiera, Si
valiera la pena, Sí, si valiera la pena, la crisis fuera es grave, aparte de
eso, el jefe del departamento se calló, tomó los diseños y los reunió,
después los fue pasando despacio, uno por uno, los miraba con una
atención que parecía sincera, como si los estuviese viendo por primera
vez. Cipriano Algor no podía preguntar, Aparte de eso, qué, tenía que
esperar, disimular la inquietud, a fin de cuentas, o desde el principio
de éstas, era siempre el jefe del departamento quien decidía las reglas
de la partida, y ahora lo que se está jugando aquí es un juego
desigual, en el que los triunfos han caído todos en el mismo lado y en
el que, si necesario fuera, los valores de los naipes variarán de
acuerdo con la voluntad de quien tiene la mano, caso ese en que el rey
podrá valer más que el as y menos que la dama, o el paje tanto como
el caballero, y éste más que toda la casa real, aunque se deba
reconocer, para lo que le pueda servir, que, siendo seis las figuras
presentadas, el alfarero tiene, si bien que por los pelos, la ventaja
numérica a su favor. El jefe del departamento volvió a juntar los
diseños, los puso a un lado con gesto ausente, y después de mirar una
vez más el libro de registro terminó la frase, Aparte de eso, quiero
decir, aparte de la catastrófica situación en que se encuentra el
comercio tradicional, nada propicia para artículos que el tiempo y los
cambios de gusto han desacreditado, la alfarería tendrá prohibido
hacer negocio fuera en el caso de que el Centro le encomiende los
productos que en este momento le están siendo propuestos, Creo
entender, señor, que no podremos vender las figuras a los
comerciantes de la ciudad, Me ha entendido bien, pero no me ha
entendido todo, No alcanzo adonde quiere llegar, No sólo no les podrá
vender las figuras, tampoco tendrá autorización para venderles
cualquiera de los restantes productos de la alfarería, incluso cuando,
admitiendo una posibilidad absurda, le hagan encargos, Comprendo, a
partir del momento en que vuelvan a aceptarme como proveedor del
Centro, no podré serlo de nadie más, Exactamente, pero el asunto no
es motivo de sorpresa, la regla siempre ha sido ésa, En todo caso,
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