LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 52
Autoritarias, paralizantes, circulares, a veces elípticas, las frases de
efecto, también jocosamente llamadas pepitas de oro, son una plaga
maligna de las peores que pueden asolar el mundo. Decimos a los
confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a uno mismo no
fuese la quinta y más dificultosa operación de las aritméticas humanas,
decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces
del mundo no se divirtiesen invirtiendo todos los días la posición
relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Empezar por el
principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un
hilo mal enrollado del que basta tirar y seguir tirando para llegar a la
otra punta, la del final, y como si, entre la primera y la segunda,
hubiésemos tenido en las manos un hilo liso y continuo del que no ha
sido preciso deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible en
la vida de los ovillos y, si otra frase de efecto es permitida, en los
ovillos de la vida. Marta dijo al padre, Empecemos por el principio, y
parecía que sólo faltaba que uno y otro se sentaran delante del tablero
para modelar muñecos con unos dedos súbitamente ágiles y exactos,
con la antigua habilidad recuperada de una larga letargia. Puro engaño
de inocentes y desprevenidos, el principio nunca ha sido la punta nítida
y precisa de un hilo, el principio es un proceso lentísimo, demorado,
que exige tiempo y paciencia para percibir en qué dirección quiere ir,
que tantea el camino como un ciego, el principio es sólo el principio, lo
hecho vale tanto como nada. De ahí que hubiese sido mucho menos
categórico lo que Marta recordó a continuación, Sólo tenemos tres días
para preparar la presentación del proyecto, así es como se dice en el
lenguaje de los negocios y de los ejecutivos, creo yo, Explícate, no
tengo cabeza para seguirte, dijo el padre, Hoy es lunes, recogerá a
Marcial el jueves por la tarde, luego tendrá que llevarle ese día al jefe
del departamento de compras nuestra propuesta de fabricación de
muñecos, con diseños, modelos, precios, en fin todo lo que los induzca
a comprar y los habilite para tomar una decisión que no se retrase
hasta el año que viene. Sin darse cuenta de que estaba repitiendo las
palabras, Cipriano Algor preguntó, Por dónde empezamos, pero la
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