LA CAVERNA DE SARAMAGO Saramago, Jose - La caverna | Page 204
una semana para todo, No se me ha olvidado, Entonces, Entonces, tal
como tú misma dijiste a la salida del Centro, en el fondo es como si no
hubiera ninguna mudanza, la casa de la alfarería, así la llamaste, está
aquí, y, estando la casa, está evidentemente la alfarería con ella, Yo sé
que usted es un gran amante de enigmas, No soy amante de enigmas,
me gustan las cosas claras, Es igual, no le gustan los enigmas, pero es
enigmático, de modo que le quedaría muy reconocida si me explicase
adonde quiere llegar, Quiero llegar precisamente a donde estamos en
este momento, donde estaremos durante una semana más y espero
que muchas otras después, No me haga perder la paciencia, por favor,
Por favor digo yo, es tan simple como que dos y dos son cuatro, En su
cabeza, dos y dos siempre son cinco, o tres, o cualquier número
menos cuatro, Te vas a arrepentir, Lo dudo, Imagínate que no
pintamos las estatuillas, que nos mudamos al Centro y las dejamos en
el horno tal como están, Ya está imaginado, Vivir en el Centro, como
Marcial explicó con mucha claridad, no es un destierro, las personas no
están encarceladas allí, son libres para salir cuando quieran, pasar
todo el día en la ciudad o en el campo y volver por la noche. Cipriano
Algor hizo una pausa y miró curioso a la hija sabiendo que iba a asistir
al despertar de su comprensión. Así sucedió, Marta dijo sonriendo, Me
someto al castigo, en su cabeza dos y dos también pueden ser cuatro,
Ya te dije que era simple, Vendremos a acabar el trabajo cuando sea
necesario y de esta manera no tendremos que cancelar el pedido de
las seiscientas figurillas que todavía faltan, es sólo cuestión de acordar
con el Centro unos plazos de entrega que convengan a ambas partes,
Exactamente. La hija aplaudió al padre, el padre agradeció el aplauso.
Incluso, dijo Marta, de repente entusiasmada por el océano de
posibilidades positivas que se abría ante ella, suponiendo que el Centro
siga interesado por los muñecos, podremos mantener la elaboración,
no tendremos que cerrar la alfarería, Exactamente, Y quien dice
muñecos, también dice alguna otra idea que se nos ocurra y les
convenza, o añadir otras seis figuras a las seis que tenemos, Así es.
Mientras padre e hija saborean las dulces perspectivas que una vez
más acaban de demostrarnos que el diablo no está siempre tras la
puerta, aprovechemos la pausa para examinar la real valía y el real
significado de los pensamientos de uno y de otro, de esos dos
pensamientos que, después de tan prolongado silencio, por fin se
expresan. No obstante, advertimos desde ya que no será posible llegar
a una conclusión, aunque provisional, como lo son todas, si no
comenzamos admitiendo una premisa inicial ciertamente chocante
para las almas rectas y bien formadas, pero no por eso menos
verdadera, la premisa de que, en muchos casos, el pensamiento
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