LA CASA DE LOS ESPÍRITUS ALLENDE ISABEL - La Casa De Los Espiritus.PDF | Page 175

La casa de los espíritus Isabel Allende noches de vigilia, Nicolás murmurando oraciones en sánscrito, Esteban con la boca y los puños apretados, infinitamente furioso y desolado, y la pequeña Alba, que era la única que se mantenía serena. También estaban los sirvientes, las hermanas Mora, un par de artistas paupérrimos que habían sobrevivido en la casa los últimos meses y un sacerdote que llegó llamado por la cocinera, pero no tuvo nada que hacer, porque Trucha no permitió que rnolestara a la moribunda con confesiones de última hora ni aspersiones de agua bendita. Jaime se inclinó sobre el cuerpo buscando algún imperceptible latido en su corazón, pero no lo encontró. -Mamá ya se fue -dijo en un sollozo. 175