LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 76

Todos rieron. La conversación transcurrió normalmente. Mack fue interrogado sobre cada uno de sus hijos, salvo Missy, y habló de sus triunfos y sus afanes. Cuando dijo que estaba preo- cupado por Kate, los tres asintieron con la cabeza con expresión inquieta, pero no le ofrecieron consejos ni sabias recomendaciones. También respondió interrogantes sobre sus amigos, y Sarayu pareció la más interesada en preguntar por Nan. Para terminar, Mack soltó algo que le había incomodado durante toda la conversación: -Yo les hablo de mis hijos y mis amigos y Nan, pero ustedes ya saben todo lo que les estoy diciendo, ¿no? Actúan como si fuera la primera vez que lo oyeran. Sarayu alargó un brazo sobre la mesa y tomó su mano. -Mackenzie, ¿recuerdas nuestra conversación sobre la limitación? -¿Nuestra conversación? Miró de reojo a Papá, quien asentía enfáticamente. -No puedes compartir con uno de nosotros y no compartir con todos -dijo Sarayu, y sonrió-. Recuerda que decidir estar en la Tierra es una decisión para facilitar una rela- ción, para honrarla. Tú haces lo mismo, Mackenzie. No juegas con un niño o coloreas una figura con él para mostrar tu superioridad. Más bien, decides limitarte para facilitar y honrar esa relación. Hasta perderás en una competencia con tal de lograr amor. No es por ganar o perder, sino por amor y respeto. -Entonces, ¿cuando les platico de mis hijos...? -Nos limitamos por respeto a ti. No tenemos en mente, por así decirlo, nuestro conoci- miento de ellos. Cuando te escuchamos, es como si fuera la primera vez que sabemos de ellos, y nos deleita sobremanera verlos a través de tus ojos. -Me gusta eso -reflexionó Mack, acomodándose en su silla. Sarayu apretó su mano y pareció acomodarse a su vez. -¡A mí también! Las relaciones nunca son por poder, y una manera de evitar el deseo de tener poder sobre otro es decidir limitarse, para servir. Los seres humanos hacen esto a menudo; al ocuparse de los enfermos y desvalidos, al servir a aquellos cuya mente se ha extraviado, al relacionarse con los pobres, al amar a los muy ancianos y a los muy jóvenes, o incluso al preocuparse por quien ha asumido una posición de poder sobre ellos.