Todos rieron.
La conversación transcurrió normalmente. Mack fue interrogado sobre cada uno de sus
hijos, salvo Missy, y habló de sus triunfos y sus afanes. Cuando dijo que estaba preo-
cupado por Kate, los tres asintieron con la cabeza con expresión inquieta, pero no le
ofrecieron consejos ni sabias recomendaciones. También respondió interrogantes sobre
sus amigos, y Sarayu pareció la más interesada en preguntar por Nan. Para terminar,
Mack soltó algo que le había incomodado durante toda la conversación:
-Yo les hablo de mis hijos y mis amigos y Nan, pero ustedes ya saben todo lo que les
estoy diciendo, ¿no? Actúan como si fuera la primera vez que lo oyeran.
Sarayu alargó un brazo sobre la mesa y tomó su mano.
-Mackenzie, ¿recuerdas nuestra conversación sobre la limitación?
-¿Nuestra conversación?
Miró de reojo a Papá, quien asentía enfáticamente.
-No puedes compartir con uno de nosotros y no compartir con todos -dijo Sarayu, y
sonrió-. Recuerda que decidir estar en la Tierra es una decisión para facilitar una rela-
ción, para honrarla. Tú haces lo mismo, Mackenzie. No juegas con un niño o coloreas
una figura con él para mostrar tu superioridad. Más bien, decides limitarte para facilitar
y honrar esa relación. Hasta perderás en una competencia con tal de lograr amor. No
es por ganar o perder, sino por amor y respeto.
-Entonces, ¿cuando les platico de mis hijos...?
-Nos limitamos por respeto a ti. No tenemos en mente, por así decirlo, nuestro conoci-
miento de ellos. Cuando te escuchamos, es como si fuera la primera vez que sabemos
de ellos, y nos deleita sobremanera verlos a través de tus ojos.
-Me gusta eso -reflexionó Mack, acomodándose en su silla.
Sarayu apretó su mano y pareció acomodarse a su vez.
-¡A mí también! Las relaciones nunca son por poder, y una manera de evitar el deseo
de tener poder sobre otro es decidir limitarse, para servir. Los seres humanos hacen
esto a menudo; al ocuparse de los enfermos y desvalidos, al servir a aquellos cuya
mente se ha extraviado, al relacionarse con los pobres, al amar a los muy ancianos y a
los muy jóvenes, o incluso al preocuparse por quien ha asumido una posición de poder
sobre ellos.