LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 194

más oscuras de la vida como parte de un increíble, rico y profundo tapiz, magistralmen- te creado por invisibles manos de amor. Mientras escribo esto, Mack testifica en el juicio del Matachiquitas. Espera poder visitar al acusado, aunque todavía no recibe autorización. Pero está resuelto a verlo, incluso si eso ocurre mucho después de dictada la sentencia. Si alguna vez tienes la oportunidad de reunirte con Mack, pronto te enterarás de que él espera una nueva revolución de amor y bondad; una revolución que gira en torno a Je- sús y lo que hizo por todos nosotros, y lo que sigue haciendo en quien anhela la recon- ciliación y la vuelta a casa. Ésta no es una revolución que derribará algo; o si lo hace, lo hará en formas que no podemos prever. En cambio, tendrá que ver con las tranquilas facultades diarias de morir y servir y amar y reír, o la simple ternura e inadvertida bon- dad; porque si algo importa, todo importa. Y un día, cuando todo sea revelado, todos y cada uno de nosotros doblaremos las rodillas y confesaremos, por el poder de Sarayu, que Jesús es el Señor de toda la creación, para la gloria de Papá. Ah, una última observación. Estoy convencido de que Mack y Nan aún van allá a veces -a la cabaña, ya sabes-, únicamente para estar solos. No me sorprendería que él se dirigiera al viejo muelle, se quitara los zapatos y los calcetines y pusiera los pies sobre el agua sólo para ver si... bueno, ya sabes... -Willie La tierra está llena de cielo, y Dios arde en cada arbusto común. Pero sólo quien lo ve se quita los zapatos; el resto se sienta a recoger zarzamoras. -Elizabeth Barrett Browning Agradecimientos Llevé una piedra a tres amigos. Era un trozo de roca que había sacado de las cuevas de mi experiencia. Ellos tres, Wayne Jacobsen, Brad Cummings y Bobby Downes, con enorme y atenta bondad, me ayudaron a cincelar esa roca hasta que pudimos ver una maravilla bajo su superficie. Wayne fue el primero en ver esta historia y tomarse la molestia de alentarme a publicar- la. Su entusiasmo involucró a los otros para refinar la historia y prepararla para compar- tirla con un público más amplio, tanto en su versión impresa como, esperamos, cinema- tográfica. Él y Brad asumieron la parte del león del trabajo en las tres principales ver- siones que llevaron esta historia a su forma definitiva, añadiendo ideas sobre las for-