LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 184

te? ¿Sirve de algo? En realidad no hago mucho más que trabajar y ocuparme de mi familia y mis amigos... Sarayu lo interrumpió: -Mack, si algo importa, todo importa. Dado que tú eres importante, todo lo que haces es importante. Cada vez que perdonas, el universo cambia; cada vez que te esfuerzas y tocas un corazón o una vida, el mundo cambia; con cada bondad y favor, visto o no, mis propósitos se cumplen, y nada volverá a ser lo mismo. -Está bien -dijo Mack en forma concluyente- Regresaré. Supongo que nadie creerá nunca mi historia, pero sé que haré una diferencia, por pequeña que sea. Debo... no, quiero hacer unas cuantas cosas de todas maneras. -Hizo una pausa, los miró de uno en uno y sonrió-. Ya saben... Todos rieron. -Creo de verdad que ustedes nunca me abandonarán ni dejarán, así que no tengo mie- do de regresar. Bueno, tal vez un poco. -Ésa -dijo Papá- es una muy buena decisión. Rebosante de alegría, miró a Mack y se sentó junto a él. Entonces Sarayu se paró ante Mack y dijo: -Mackenzie, ya que vas a regresar, tengo un regalo más para ti. -¿Qué es? -preguntó Mack, curioso de cualquier cosa que Sarayu pudiera darle. -Es para Kate -dijo ella. -¿Kate? -exclamó Mack, percatándose de que aún la llevaba como una carga en su co- razón-. Dime qué es, por favor. -Kate cree tener la culpa de la muerte de Missy. Mack se sorprendió. Lo que Sarayu había dicho era muy obvio. Tenía perfecto sentido que Kate se culpara. Ella fue la que levantó el remo, iniciando la secuencia de hechos que culminaron en el rapto de Missy. Mack no podía creer que esa idea nunca hubiera cruzado por su mente. En un momento, las palabras de Sarayu abrieron una nueva vis- ta sobre el conflicto de Kate. -¡Muchas gracias! -dijo él, lleno de gratitud el corazón.