LA CABAÑA La Cabana - W. Paul Young | Page 140

Mack comenzó a ponerse los calcetines y los zapatos. -Sentado aquí contigo, en este momento, eso no me parece tan difícil. Pero cuando pienso en mi vida rutinaria en casa, no sé cómo esto puede seguir siendo tan sencillo como sugieres. Me obsesiona el control tanto como a los demás. Política, economía, sistemas sociales, cuentas, familia, compromisos... todo puede ser un tanto abrumador. No sé cómo cambiar todo eso. -¡Nadie te lo está pidiendo! -exclamó Jesús afablemente-. Ésa es tarea de Sarayu, y ella sabe cómo hacerlo sin brutalizar a nadie. Toda esta cuestión es un proceso, no un hecho. Lo único que quiero de ti es que confíes en mí aunque sea un poco, y ames ca- da vez más a quienes te rodean con el mismo amor que yo comparto contigo. No te co- rresponde hacerlos cambiar ni convencerlos. Estás en libertad de amar sin agenda. -Eso es lo que quiero aprender. -Ya lo estás haciendo. Jesús le guiñó un ojo, se paró, se estiró y Mack lo siguió. -Me han dicho muchas mentiras -admitió. Jesús lo miró, lo atrajo con un brazo y lo estrechó. -Lo sé, Mack, a mí también. Pero no las creí. Echaron a andar juntos sobre el muelle. Mientras se acercaban a la orilla, volvieron a aflojar el paso. Jesús puso una mano en el hombro de Mack y lo volteó suavemente hasta que estuvieron frente a frente. -Mack, el sistema mundial es lo que es. Instituciones, sistemas, ideologías, y todos los vanos y fútiles esfuerzos de la humanidad que los acompañan, están en todas partes, e interactuar con todo eso es inevitable. Pero yo puedo darte libertad para sortear cual- quier sistema de poder en el que estés, sea religioso, económico, social o político. Cre- cerás en la libertad para estar dentro o fuera de todo tipo de sistemas y moverte libre- mente entre ellos. Juntos, tú y yo podemos vivir con eso sin vivir de eso. -¡Pero muchas personas que aprecio parecen vivir con eso tanto como de eso! -Mack pensó en sus amigos, personas de la iglesia que habían expresado amor por él y su familia. Sabía que amaban a Jesús, pero también que estaban entregados a la activi- dad religiosa y el patriotismo. -Mack, yo amo a esas personas. Y tú juzgas equivocadamente a muchas de ellas. Para quienes viven con eso tanto como de eso, debemos hallar formas de amarlos y servir- los, ¿no lo crees? -preguntó Jesús-. Recuerda: quienes me conocen están en libertad de vivir y amar sin agendas.