El
aporte del arte
pop se encuentra
realmente en utilizar estos
fragmentos para producir
piezas que se funden en el
lenguaje de lo masivo, de
la sociedad del
espectáculo,
La expresividad queda relegada a un
segundo término, manteniendo la
supremacía de un estilo impersonal que
retrata su contemporaneidad con un
sutil conformismo y que se viene dando
ya desde los años sesenta.
Cualquier cosa se podía repetir y
reproducir hasta el infinito. Las fuentes
del pop beben de la realidad cotidiana
del momento, de la cultura de masas
que nace de la industria, de la
reproducción; todo el mundo podía ver
imágenes continuamente, con lo cual la
sacralización de la obra de arte dejaba
de ser algo que tan solo se viese en los
museos. Estos artistas intentaban
buscar imágenes sencillas y
reconocibles y elevarlas a la categoría
de arte.
Para Baudrillard: "el pop significa el fin
de la perspectiva, el fin de la evocación,
el fin del testimonio, el fin del creador
gestual y, lo que es menos, el fin de la
subversión del mundo y de la maldición
del arte." (Jean Baudrillard, La sociedad
de consumo. Sus mitos, sus
estructuras, pag. 136) por ello
perdemos muchas veces la visión sobre
el verdadero significado del arte pop,
en ese sentido el objeto no es
cotidiano, lo que importa realmente es
el gesto de lo representado, que debe
ser reconocible y relacionable casi
inmediatamente, sobrecargado y
melodramático, el síntoma final de la
sociedad que se fue formando en el
proyecto de construcción de
comunidad en los años que vinieron
después, claro está entonces por qué
surge en respuesta al expresionismo
abstracto, cuyo representante más
reconocible a simple vista es Jackson
Pollock, sin olvidar al magnifico Mark
Rothko y su bellísima concepción sobre
la labor del artista.