y superposisionado en caleidoscópicos espacios fosforescentes,
con esas melodías logré persuadirlos hacia el sugerido lugar y
soplé, soplé y soplé con cada átomo oxigenado de mi ser, logré
ahuyentarlos. El tabaco se hizo tornado al salir de mi boca, a
la caverna le dio brazos y encerró a los felinos en sus oscuras
entrañas.
El tormento terminó ese día, la lucha se dio en las naciones
de espacios desconocidos a los colonos, en dimensiones dónde el
alma del tabaco transporta, Sheripiari soy, chamán de mi pueblo,
ahora soy un mito que retorna eternamente en sueños, músicas
y danzas.
e
fin f
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