¿Cómo te describes?
Una mujer, artista y feminista que lucha por lo que cree.
En pocas palabras, diría que soy una mujer, artista y
feminista que lucha por lo que cree.
¿Por qué vemos armas en tu obra? ¿Tiene
algo que ver con las destrucción?
La serie de armas surge en una etapa muy concreta
de mi trabajo. En aquel momento estaba reflexionan-
do sobre la destrucción, la construcción, la violencia,
el artificio, el arma como objeto de poder y de ado-
ración, e incluso como objeto fetiche. Esto debería
sonarnos familiar, pues existen los museos de armas.
Las armas son tristemente una huella arqueológica
e histórica. Si visitáramos un museo de armas y ana-
lizáramos las primeras armas que aparecen desde la
prehistoria hasta nuestros días, podríamos crear una
historia de la evolución y desarrollo del hombre que
no dejaría de ser una contradicción constante.
Además coincidió que, justo en el momento en que
estaba en proceso con este proyecto, fui con una beca
a Caracas, Venezuela. La violencia no era algo que
viera allí con distancia, sino de frente y en mi coti-
dianeidad.
Algo que hizo centrar mi atención en las armas y
transformar los propios bastidores en armas que con-
tuvieran (lo que yo llamo, familiarmente, entrañas)
armas que contienen heridas y símbolos que, por su
propia naturaleza, tienen en sí mismos ese lado des-
tructivo y constructivo al mismo tiempo. Algo curioso
que fui descubriendo a medida que iba seleccionando
y haciendo plantillas de las armas es que la mayor
parte de las ellas tienen nombre de mujer, como Rossi
calibre 357, Beretta, etc.
Nos presentas en 2015 “Ni angel, ni animal”.
¿Qué nos muestras en esta espectacular
obra?
"Ni animal, ni tampoco ángel" reflexiona sobre las
nuevas visiones de los conocimientos heredados, la
belleza y el concepto de liberación.