-La noche anterior pon a remojar los anacardos en suficiente agua durante al menos 8 horas.
-Al día siguiente corta los tomates en rodajas y los pimientos en cuadrados más o menos del mismo tamaño que los tomates. Colócalos en una bandeja para horno previamente cubierta con papel para hornear y un poco de aceite. Sepáralos para que se cocinen correctamente. Si tu bandeja es pequeña puedes cocinarlos en dos tandas. Introdúcelos en un horno a 175º C y ásalos durante unos 15 minutos o hasta que empiecen a secarse ligeramente. Todo esto dependerá del grosor de las rodajas de tomate, cuanto más gruesas más tardaran en cocinarse. Una vez estén asados déjalos enfriar.
-Mientras los tomates y pimientos se enfrían corta en rodajas finas el puerro o trocea en pedazos la cebolla. En una sartén pon a calentar un poco de aceite de oliva. Una vez caliente añade el puerro o cebolla y sofríe hasta que empiece a adquirir un poco de color. Corta en rodajitas el diente de ajo y añádelo inmediatamente a la sartén. Cocínalo todo por 30 segundos. Agrega la taza de agua y las especias a tu gusto y cocina por 10 minutos aproximadamente. Dejar enfriar.
-En una batidora de vaso introduce los anacardos escurridos, tomates y pimientos asados y la salsa. Bate hasta obtener una crema homogénea. Llegado este punto tienes dos opciones, puedes dejar la crema así y comértela cuando quieras o pasarla por un pasapuré para que quede más sedosa y con menos fibra. La decisión es tuya, pero puede que a tus hijos les guste más la versión suave sin tanto grumo.
A esta sopa puedes agregarle pedacitos de pan, hierbas aromáticas picadas o incluso pedacitos de pimiento y cebolla para complementar su sabor.