Los shipibo creen que nuestro estado de
salud, que incluye lo físico y lo psicológico,
depende de la unión equilibrada entre la
mente, el espíritu y el cuerpo. Si ocurre un
desequilibrio en esto, por ejemplo, a través
de las emociones de la envidia, el odio o la
ira, esto generará un efecto negativo en la
salud de esa persona. El shamán
restablecerá el equilibrio cantando los
ikaros, que son los patrones geométricos
de la armonía hecha manifiesto por el
sonido en el cuerpo de la persona. El
shamán, en efecto, transforma el código
visual en un código acústico.
Un elemento clave en este diálogo mágico
con la energía que impregna la creación y
se incrusta en los diseños de los shipibo
es el trabajo con ayahuasca por los
shamanes shipibo o muraya. En el trance
profundo de la ayahuasca, se revela al
shamán los luminosos patrones
geométricos de la energía. Estos filamentos se desvían hacia la boca del shamán, donde se transforman en un canto, o ikaro. El ikaro es el conducto para los patrones de la creación, que luego penetran en el cuerpo del paciente del shamán, trayéndole la armonía en la forma de los patrones geométricos que reequilibran el cuerpo del paciente. El shamán sabe cuándo está completa la curación ya que el diseño es claramente distinto en el cuerpo del paciente. Se puede tomar unas sesiones para completar esto y una vez completadas, los diseños geométricos de curación están incrustados en el cuerpo de la persona. Este patrón interno se considera permanente y protegerá el espíritu de la persona.
Si bien no es fácil para los occidentales el ingresar y comprometerse con la visión del mundo de los shipibo, el que se ha desarrollado muy lejos de nuestras estructuras lingüísticas y modelos psicológicos, hay un lenguaje simbólico sofisticado y complejo subyacente incrustado en estos patrones geométricos. Las principales grafías de los diseños shipibo son el cuadrado, el rombo, el octágono y la cruz. La simetría de los patrones que emanan del centro (que es nuestro mundo) es una representación de los mundos interior y exterior, un mapa del cosmos. La cruz representa la constelación de la Cruz del Sur, que domina el cielo nocturno y divide el cosmos en cuatro cuadrantes. La intersección de los brazos de la cruz es el centro del universo y se deviene en la cruz cósmica, que representa el espíritu eterno de una persona y la unión de los principios masculino y femenino, el verdadero ciclo de la vida y de la muerte.
Los más pequeños patrones fluyendo dentro de las formas geométricas son la potencia radiante de la Serpiente Cósmica, que se convierte así de esta manera y que está creando constantemente el universo mientras se mueve. Los círculos son a menudo una representación directa de la Anaconda Cósmica y dentro del círculo en sí, está el punto central de la creación.
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