La Vida al Servicio de Dios
Por David Fábrega Zepeda
Egresado Pedagogía en Historia y Geografía
Nunca uno puede lograr
imaginar cuales son los planes de
Dios para uno. Cuando me encon-
traba estudiando mis últimos años
de colegio y elegí estudiar pedagogía
sabía claramente que no es una tarea
fácil, pensaba “¿Qué me camino ten-
drá Dios para mí como profesor?” ese
pensamiento se acrecentó cuando
decidí estudiar Historia, pues dentro
de mí también tenía el deseo de ser
un Misionero y creía que esas dos co-
sas no eran compatibles.
Uno piensa que para ser un
misionero el área de salud cae como
anillo al dedo. De todos los libros de
misioneros que pude leer, no leí nin-
guno que fuera de algún docente. Algo
que en algún punto puede ser triste,
y uno puede llegar a pensar en algún
momento que la vida de misionero no
encaja con nuestra carrera o pasión.
De ese pensamiento uno puede creer
que Dios tiene planes simples o no
tan extraordinarios para uno.
Cuando me encontré ya fina-
lizando los estudios universitarios,
me vino a la mente el pensamiento
que hace años tenía: “debía ser un
misionero”. Dios me dio la posibili-
dad de estudiar, y ahora debía servir,
en forma de gratitud. Al aceptar ser
misionero uno se encuentra con los
planes de Dios, planes que como ya
dije uno no imagina.
La vida como misionero en el
instituto Adventista del Uruguay me
ha mostrado que finalmente las ense-
ñanzas entregadas en la Universidad
están porque ellos buscan formar mi-
sioneros. Ahora con gratitud a Dios y
a mis docentes puedo decir que pude
lograr mis dos cometidos, estudiar
pedagogía y ser misionero.
La vida como misionero no es
nada fácil, pero acepto con fe en Dios
que es lo que él eligió para mi vida.
Sirviendo con gratitud con la inten-
ción de poder aprontar su venida.