Reconocernos, valorarnos, respetarnos, aceptarnos y superarnos cada día forma parte de nuestra autoestima. Si no sentimos amor propio entonces será muy difícil tener una alta autoestima.
La autoestima es el resultado de la evaluación y percepción que tenemos de nosotros mismos, en pocas palabras, es el autoconocimiento.
La autoestima se puede mantener y alimentar con felicidad, ajustando el concepto de nuestra forma de ser, de manera positiva, esto en especial cuando se experimentan situaciones difíciles a lo lago de la vida, en especial, durante la adolescencia. Esto forma parte de tener el control de nuestras vidas.
Cabe destacar que tener un alto autoestima o amor propio no es sinónimo de egoísmo, vanidad o soberbia. Lo realmente importante es estar bien con nosotros mismo y proyectar eso al exterior porque así seremos vistos y percibidos.
Ahora bien, quien carece de autoestima también tiene escaso amor propio, lo que es grave porque genera desconocimiento de quién es y qué quiere, así como también produce tristeza, dependencia, inseguridad, desvalorización, descalificaciones, irrespeto, entre otros sentimientos.