KALEIDOSCOPIO KALEIDOSCOPIO 1 | Page 15

Me los da surtiditos, de tocho morocho Hoy quise ser africana “Hoy quise ser africana” como bailando su cabello se mece entre sus hombros al compás del skank; casi sin pensarlo, a modo de espejo, se aproxima a las tres personas que extienden sus brazos para felicitarla por su cumpleaños. Ella hubiera preferido ocultarse y, al menos por este día, no ser el centro de atención: hacer todo lo que estuviera en sus manos para esquivar el abrazo que trae consigo la melancolía. Pero el planeta sigue moviéndose y no se detiene, sólo va dibujando un ligero boceto de su trayectoria, esa estancia efímera en el cosmos: “otra vuelta al sol”, como dice ella, un mundo de posibilidades que se abren con la llegada del nuevo día. Este, en particular, le tiene algo preparado. El reloj valenciano le indica que ya es hora, debe dirigir sus pasos al salón donde los alumnos aguardan; esta ocasión no debe olvidar su compromiso con ellos: si el mundo entero le vuelve a dar la espalda a esos jóvenes, que al menos ella no lo haga. Ellos la reciben con una sonrisa de alivio cuando la ven llegar, tan feliz como siempre, tan feliz que lo irradia; pero conforme los minutos van separándose en movimientos de manecillas, la sonrisa de los jóvenes deviene en una mueca de preocupación, de angustia. al ver que sólo ella y una joven más han asistido a esa dinámica que contaba con una lista de invitados más que suficientes para desarrollarla y, con todo, al parecer esos otros invitados han vuelto a olvidarse que habían confirmado su presencia desde hace tiempo atrás. La tensiónn incrementa: el conversatorio no puede posponerse una vez máss.