Noche tropical
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En una noche serena y tibia, yazco sobre la blanca arena a la orilla del mar, un manto oscuro recae sobre mí; estoy bajo una bóveda densa llena de estrellas que brillan como lentejuelas en terciopelo negro. La brisa marina me arrulla y mis sentidos se avivan. Escucho el vaivén de las olas y un murmullo que parece ser el grito triunfal de peces al fondo del mar, las luciérnagas giran alumbrando mi entorno, huele a alga mojada y aire salado. Noche pintada de gris oscuro, ambiente nostálgico que me envuelve, me transporta a un mundo irreal. Noche tropical, noche cálida, noche efímera que pronto se irá para dar paso a otro día ardiente. Allí estoy, tirada, ida, alejada de este mundo y solo veo cientos de diminutos luceros fosforescentes en el firmamento. Noche lánguida interrumpida por un sueño… ¿fue sueño?, ¿fue realidad? No lo sé.
Santiago Billy