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Cuadernos del GESCAL. Año 1, No 1, Agosto de 2013 11
De igual manera, muchos intelectuales y políticos chilenos han sostenido durante mucho tiempo la tesis de la excepcionalidad nacional en el continente americano. No les han faltado razones para esgrimir tal idea. Tanto por esa“ loca geografía” como dijo Benjamín Subercaseaux( 1940), consistente en esa franja apretada entre los Andes y el mar, pero sobre todo por una inusitada historia de estabilidad política en el siglo y medio posterior a la independencia y por su transparente división en tres fuerzas políticas reconocibles por su pertenencia a la izquierda, el centro y la derecha en buena parte del siglo XX, la noción de excepcionalidad chilena ha sido un leit motiv muy reiterado y sumamente aceptado entre la población y las elites. Éstas durante mucho tiempo se autodenominaron“ los británicos de América latina”, si seguimos a Bagú( 1975).
Los paraguayos no carecen de apoyo cuando sostienen que su vida histórica es también muy particular. En efecto, es posible encontrar en su historia un conjunto de singularidades con respecto a sus vecinos. Su carácter de“ isla rodeada de tierra” como planteaba Augusto Roa Bastos, su tradicional aislamiento – o autocentramiento-, la presencia colonizadora de empresarios argentinos y brasileños, el uso extensivo de las lenguas de origen guaraní, la experiencia de una dictadura personalista de duración record, son algunos de las buenas razones usadas para sostener la tesis de la excepcionalidad paraguaya con respecto al resto de los países del continente( Soler, 2010).
Los mexicanos también pueden blandir la cantinela de la originalidad con varios argumentos, todos ellos sólidos y razonables. Por haber sido la principal joya de la corona española a lo largo de tres siglos, por la multiplicidad y vitalidad de sus pueblos originarios, por la diversidad de sus regiones, pero sobre todo por la experiencia de la revolución de 1910 y por su inevitable vecindad con Estados Unidos que ha trastocado su auto-imagen, su demografía, su economía y su territorio desde el siglo XIX, México puede con toda razón argüir que es un país extraordinario en el marco latinoamericano, un país en el cual desde la década de 1920 se espera la llegada de la raza cósmica.
¿ Qué decir de Cuba? Primer punto de América visitado y colonizado por Europa, punta de lanza del capitalismo basado en la explotación de esclavos que cortaban la caña de azúcar y estibaban barriles de ron con rumbo a puertos noratlánticos. Fue la colonia que más tardó en independizarse de España y en la que con más intensidad se hizo sentir el imperialismo norteamericano en el siglo XX, con sus cadenas de hoteles, sus latifundios, los servicios públicos y las inversiones industriales. ¿ Cómo no admitir la tesis de la excepcionalidad cubana a más de medio siglo del triunfo de la única revolución socialista del continente que ha sido capaz de sobrevivir no sólo al embargo estadounidense sino a la caída del bloque soviético?
Los uruguayos también han blandido un argumento similar sobre la particularidad de su país( Espeche, 2010). La hiper-integración social, la modernidad de su sociedad, la legislación avanzada, son aspectos que particularizan toda la experiencia histórica uruguaya en el siglo XX e incluso en la actualidad( Rama, 1987). Su condición geográfica(“ paisito” dicen ellos con un tono afectivo y orgulloso) y su extraordinaria estabilidad política( si dejamos de lado los golpes de Gabriel Terra en 1933 y el de 1973) dan cuenta de un rasgo singular, aunque paradójicamente los conduzca a asimilarlos fuertemente a los chilenos y por lo tanto se reduzca algo de su supuesta originalidad.
La tesis de la existencia de la“ civilização brasileira” es parte de la constitución de las modernas ciencias sociales y el ensayismo brasileño. Muchos piensan a Brasil como un gran laboratorio social y étnico que desde el siglo XVI ha ido segregando una mezcla original, ecuménica e irrepetible. Como expresaba el Manifesto Antropófago de Oswald de Andrade de 1922: