La tecnología y la habilidad del niño:
En primer lugar se miden las necesidades específicas y las habilidades del niño y se
establecen los objetivos a alcanzar. Éstos deben reflejar resultados tanto funcionales como de
desarrollo. Con los resultados de dicha evaluación y del estudio del entorno actual y futuro del
niño, el equipo docente y la familia deciden que habilidades necesitará el niño para funcionar
con éxito y controlar esos entornos. Como resultado, el equipo selecciona la tecnología de
ayuda que satisfaga las necesidades inmediatas del niño y le prepare para enfrentarse a entornos
futuros. Para correlacionar mejor las necesidades presentes y futuras el equipo pedagógico
determinará los niveles actuales de desarrollo y funcionamiento, calculando el progreso en su
desarrollo y decidirá qué tecnología será apropiada en el futuro próximo.