JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA A ALEMANIA JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA CONTRA ALEMANIA | Page 214
respondieron y le dijeron: “¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano y
que tienes demonios?‖ 49.- Jesús respondió: “Yo no tengo demonios: más
honro a mi Padre, y vosotros me habéis deshonrado‖. 52.- Los judíos le dijeron:
“ahora conocemos que tienes demonios. Abraham murió y los profetas, y tú
dices: El que guardare mi palabra, no gustará muerte para siempre‖
El pasaje del Evangelio de San Marcos termina con estos versículos: “57.- “Y
los judíos le dijeron: ¿Acaso no tienes cincuenta años y has visto a
Abraham?‖58.- Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo, que antes que
Abraham fuese, soy yo‖. 59.- tomaron entonces piedras para tirárselas, más
Jesús se escondió y salió del templo.
En los pasajes del evangelio citado, observamos como Jesucristo, sin perder la
compostura, con palabras incuestionables, les culpa de frente sus intentos
deicidas, nombrándoles “judíos hijos del diablo”. Los judíos, al contrario,
incapaces de mantener una polémica en forma clara y digna, emplean con
Jesucristo, la mentira y el insulto, la violencia, tratando de ultrajarle o,
pretendiendo terminar la discusión a pedradas.
En el capítulo XXIII del evangelio según San Mateo, Jesucristo aludiendo a los
cabecillas judíos que tanto lo censuraron los llama hipócritas (versículo
13.14.15 etcétera) llenos de iniquidad (versículo 28): necios, ciegos (versículo
17): limpios por fuera y llenos de rapacidad y de inmundicia por dentro
(versículo 25) sepulcros blanqueados, que parecen de fuera hermosos a los
hombres y dentro están llenos de hueso muerto y de toda suciedad (versículo
31) concluyendo dicho capítulo del Santo Evangelio con esta definitiva
imputación de Jesucristo contra los judíos que maldijeron a su mesías y
buscaban darle muerte: “33.- Serpientes, raza de víboras ¿cómo huiréis del
juicio de la Gehenna? 34 por esto he aquí, yo envío a vosotros profetas y
sabios y doctores, y a ellos mataréis y crucificareis y a ellos azotaréis en
vuestra sinagoga y los perseguiréis de ciudad en ciudad. 35.- Para que venga
sobre nosotros, toda la sangre inocente que se ha vertido sobre la tierra, desde
la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Barachias, al
cual matasteis entre el templo y el altar. 36.- En verdad os digo que todas estas
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