JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA A ALEMANIA JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA CONTRA ALEMANIA | Page 209

ladrillo, el cemento, la madera, la pintura; y, sobre todo y mucho más, en la piel y las mucosas; de tal forma que es humanamente imposible que cualquier persona pueda ingresar a un ambiente gaseado y manipular miles de cuerpos impregnados de tal veneno mortal, sin ser contaminado y por consiguiente muerto minutos después 316 . Entonces, porqué nadie nos explica cómo esos asombrosos equipos de judíos arrastradores de los cadáveres de sus correligionarios, podían ingresar a esos ambientes lleno del gas mortal y explosivo sin dejar de comer y fumar. Sin duda, las “falsas cámaras de gas”, son como dijo el más grande escritor francés del siglo XX Louis-Ferdinand Céline (1894-1961) “la mágica cámara de gas que no es poco", en realidad, ―es todo y lo permite todo‖. Sin ella, el falso holocausto judío se derrumbaría en pedacitos. Ya el judío anti revisionista Pierre Vidal-Naquet, lo reconoció: al evidenciar que algunos de sus amigos, fastidiados ya, de estas falsas cámaras de gas, iban a dejarle solo, les imploró que no lo hicieran, gimiendo: "que me perdonen, pero esto es entregar las armas en plena campaña" 287 . La cámara de gas nazi sería la única prueba perceptible pero, en realidad, imposible de encontrar, porque jamás existió y nunca tuvo lugar la supuesta exterminación física de seis millones de judíos. 4.1.2. Los falsos hornos de incineración.- En los campos de concentración nazis era fundamental contar con hornos incineradores para reducir a cenizas a los fallecidos y evitar con su acción la propagación de epidemias, como el tifus. De ello a dilucidar su existencia como fórmula y método de exterminio, es pura locura y pretexto para crear el Estado de Israel expulsando de su territorio a los palestinos, con indemnizaciones multimillonarias cobradas al pueblo alemán y lucro siniestro para sus patrocinadores. En cualquier libro “antiguo” de medicina forense se puede constatar que se requiere cerca de 40 horas para incinerar un cuerpo humano, utilizando madera 287 318 LE NOUVEL OBSERVATEUR, Le secret partagé, 21 septembre 1984, p. 80. FERRARO Leo, El último Protocolo… Ob. Cit. p. 312 209