JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA A ALEMANIA JUDÍOS DECLARAN LA GUERRA CONTRA ALEMANIA | Page 190

¿Por qué, si en base a tales mentiras se acusó y ejecutó a cientos de oficiales alemanes en el proceso de Núremberg: se les debía seguir creyendo, ahora, sin presentar pruebas? La finalidad del juicio de Núremberg era fijar como hechos históricos los crímenes, únicos en la historia mundial, y supuestamente cometidos por los alemanes. Todo esto indica que la finalidad de los procesos no residía en el esclarecimiento de culpas individuales, sino que era puramente política en unos y en otros venganza racial. Con esto no se pretende afirmar que todos los inculpados hayan sido inocentes. Sin duda alguna hubo entre ellos asesinos y torturadores. Pero la cuestión de cuál de ellos era culpable y cuál no, carecía de toda importancia. En el fondo nadie se interesaba por las figuras en el banquillo de los acusados: eran intercambiables. Se trataba de constituir una mentira: “La cámara de gas” Para demostrar que los procesos penales no seguían los principios de un estado de derecho, reiterar que en ninguno de ellos se pidió la presentación de un solo peritaje sobre el arma del delito, es decir sobre las cámaras de gas. Tal peritaje habría demostrado la imposibilidad técnica de los gaseos en masa, y todo el holocausto se habría desmoronado como un castillo de naipes. Así como sucedió en el juicio de Núremberg, en los demás procesos por crímenes nazis llevados a cabo en la RFA, el holocausto se consideró un hecho histórico comprobado que no se discutía. Lo único que se discutía era la participación individual de cada acusado en los asesinatos. Aquel acusado que negaba la existencia de las cámaras de gas y el exterminio de los judíos, se reducía con ello a una situación totalmente desesperada y arriesgaba un castigo especialmente duro por “obstinado”. Es así como casi todos los acusados, previa consulta con sus abogados, optaron por la táctica de no negar la existencia de las cámaras de gas, sino solamente su propia participación en los gaseos. “Cuando los testimonios eran demasiado contundentes”, declarar que habían obrado cumpliendo órdenes 269 269 Ibíd. pp. 77. 78 190