jOEYMAGAZINE MAYO.pdf May. 2014 | страница 11

preguntémosles por las decisiones que ellos tomarían en las circunstancias en que se encuentra el personaje “x” , sobre lo que ellos cambiarían de la historia, sobre lo que recuerdan de su vida con respecto a la narración, sobre lo que siente cuando leen... Hay que lograr que el libro sea una fuente de comunicación entre padres e hijos; si se alcanza este objetivo, la lectura quedará asociada al juego, al afecto y la intimidad de una familia. III. ¿Cómo leer? Según el tipo de libro que tengamos en las manos, será la estrategia que pongamos en marcha para desentrañar el significado. No debemos leer de igual modo un libro científico que uno literario, ya el propósito y la naturaleza de uno y otro son distintos. La literatura, para empezar, se lee –casi siempre– por el placer estético, lo cual no implica, desde luego, que éste no pueda provocar ideas o, incluso, un aprendizaje, pero, en todo caso, no es su finalidad esto último. La diferencia de propósitos entre lo que se lee para ser aprendido y recordado, es decir con fines utilitarios en lo inmediato, con relación a lo que se lee por disfrutar el sonido de las palabras y las imágenes que nos producen, hace, pues, que la literatura deba leerse de una forma especial. A los niños hay que enseñarlos a leer en voz alta para que gocen el sonido de las palabras, para que se oigan a sí mismos en la representación de otro; hay que fomentarles también la lectura en silencio para que desarrollen el poder de la concentración; hay que motivarles a la lectura dramatizada para que socialicen con otros compañeros o miembros de la familia. Cuando leamos para nuestros hijos necesitamos hacerlo jugando. Lancémosles preguntas a propósito de la lectura, preguntas inferenciales qu