el León de San Marcos), el Colegio Mayor de San Bartolomé, la Cofradía de los Caballeros Veinticuatro, las casas
edificadas por el Ayuntamiento y en las que vivía el Comendador Bartolomé Cabeza de Vaca, la casa de la Universidad,20 la casa de la Encomienda de la Orden de San
Juan, el palacio del conde de Grajal ya en la esquina final.
Detrás del palacio condal, mediante acceso de una calle se
encontraba el Mesón del Toro en propiedad de los monjes
del Monasterio de Moreruela de Zamora. De una forma u
otra todos los dueños se avinieron, bien a ceder mediante
venta (siempre con derecho a balcón), bien a sufragar los
gastos de construcción. Todos excepto los monjes del
Mesón del Toro que alegaron mantener el acceso a su
Mesón, no cortando la calle.19 Siendo de todos ellos el
más obstinado Don Manuel José Osorio y Enríquez de
Guzmán conde de Grajal. El conde mediante su agente
Pedro de Rueda Osorio alegaba que se revisara el proyecto debido a que su palacio era de mejor traza que lo previsto, y si se 'alineaba' su fachada se causaba un gran daño a su imagen. Las alegaciones causaron el efecto deseado por el conde, y en el otoño de 1738 se paralizaron las
obras por orden del Consejo de Castilla. La situación
quedó en espera durante cerca de quince años, dando lugar al dicho popular en aquella época: