Es decir la ejecución del Pabellón se hizo, de derecha a
izquierda, si se mira el Arco de San Fernando desde el interior de la Plaza. Los medallones los labró el escultor
Carnicero en dos fases, en la primera se esculpieron los
ocho primeros desde Carlos V en la mitad derecha del pabellón, en la segunda se hicieron los once restantes terminados el 22 de marzo de 1732. La parte del Pabellón Real
que da a la plaza del Mercado posee unos soportales que
se denominan Portales de San Antonio, estos portales alojan a unas tiendas que se denominan covachuelas. El Pabellón Real se construyó primero para enrasar el nivel de
la plaza, ya que el terreno original estaba en pendiente, de
modo que el muro de contención queda dentro del pabellón, y por eso, la fachada que se orienta al Mercado posee una mayor altura a causa del desnivel resultante entre
la Plaza y el Mercado.
No se había terminado el Pabellón Real cuando se comienza a cimentar el pabellón de San Martín el 2 de febrero de 1732, ese mismo día se dicen tres misas por el
éxito de la construcción. Este lienzo se construye sobre el
solar de unas dieciocho viviendas, propiedad del Ayuntamiento y de la vecina Parroquia de San Martín. Por esta
razón la construcción de este lienzo requirió un consenso
entre Ayuntamiento y Parroquia, consenso vigilado por
Felipe V y el Consejo de Castilla.