cución sería de 726 000 reales (247 000 reales en posesión de la ciudad y 480 000 reales recaudables desglosados por año), el tiempo empleado en la construcción de la
plaza estimado era de seis años. Con ello el erario real
quería evitar costes futuros debido a la construcción de la
Plaza, derivados de la imposibilidad de que la ciudad no
los pudiera costear. La provisión real de Felipe V se firma
en Madrid el 12 de enero de 1729. La provisión real, aunque concedía licencia para la construcción de dos lienzos
de la plaza, se negaba a conceder ayuda económica real,
condonar u ofrecer moratoria en caso de impagos. Siendo
la construcción de la Plaza una labor de la ciudad y de sus
habitantes. A la llegada de la provisión, Rodrigo de Llanes el 25 de agosto de 1729 acude al maestro mayor de la
Catedral Nueva de Salamanca: Alberto Churriguera y le
solicita un estudio inicial. Desde el 12 de enero, se pregonó la obra por las calles de Salamanca durante un plazo
de dos semanas, no habiendo constructor que se hiciese
cargo de la obra bajo el presupuesto anunciado. Rodrigo
Caballero con el objeto de facilitar y aclarar el proceso de
contrata, redactó un minucioso reglamento por el cual deberían iniciarse las obras.