Así, a caballo, a golpe de herradura, cruzaron y fundaron ranchos en: California, Oregón, Washington, Wyoming, Kansas, Oklahoma, Nevada, Colorado, Utah, Arizona, Nuevo México, Texas. 55% del territorio de Estados Unidos era mexicano, perdido en la guerra contra Estados Unidos en 1848.
Y esos hombres bigotones, hicieron ruedos de piedra que les llamarón rodeos para marcar el ganado y reconocerlos. No había cercos. Lazaron y tumbaron, colearon y tumbaron; toros, caballos, mulas y despues los jinetearon. A esa suerte de tumbear, colear y jinetear se le llamo en Norte lo mismo que en el Sur: “El jaripeo”.
Cuando los americanos conquistaron el viejo oeste, adoptaron las suertes mexicanas de las Haciendas y ranchos norteños. Hicieron exhibiciones, les pusieron reglas y les llamaron el rodeo americano.
Hoy, a las suertes de lazar, tumbar y jinetear toros y yeguas, se le llama “Charreada” y a la monta de toros, tumbados o encajonados en los últimos 50 años, acompañados con banda se les llama “jaripeos”.