Por su parte, incluso un naturalista tan experimentado como William Beebe reconoce que ha sentido un espasmo voluntario de asco al ver un enorme pulpo deslizándose por un estanque poco profundo. Y es posible que la repulsión con que la mayoría de los seres humanos miran a las serpientes sea algo muy antiguo y profundo en nuestra herencia genética, y quizás tenga incluso un origen psicosexual. Lo que distingue a una criatura viva de la materia inanimada es la capacidad de apropiarse de sustancias del medio incorporarlas a sus tejidos, siguiendo su esquema original, o mediante el metabolismo, para obtener de ellas las energías que necesita para vivir. El tipo de vida de un organismo determina en gran medida la clase de alimentación que necesita. Un animal unicelular o bicelular que viva en las capas de plancton no tiene ningún gasto de energía, por lo que puede subsistir con un régimen alimenticio de plantas microscópicas. Un animal más grande tendrá un presupuesto energético mayor: tal vez necesite un combustible muy concentrado y a lo mejor es, como el tiburón, carnívoro. Los animales marinos comen para sobrevivir. No matan por deporte, ni atormentan a su presa antes de matarla, ni exterminan toda una especie, ni convierten vastas extensiones de su espacio vital en zonas inhabitables. Es verdad que el tiburón es un carnívoro eficaz. Pero no es un ´ asesino en el sentido criminal de la palabra, como tampoco lo son el pólipo coralino sedentario que ingiere con rapacidad todo lo que pueden coger sus tentáculos, ni la persona que transporta la carne en un matadero de Chicago ni tampoco, por supuesto, el alma de casa que pone el tocino en la mesa para que la familia desayune.
RESUMEN: Cuando pensamos en el mar tenemos todo tipo de prejuicios, posiblemente en ningún otro terreno sea esto más real que en lo que respecta a la búsqueda de alimentos y esto es lo que distingue a una criatura viva de la materia inanimada, la capacidad de apropiarse de sustancias del medio e incorporarlas a sus tejidos mediante el metabolismo, para obtener de ellas las energías que necesita para vivir.