de
La ansiedad que socava mis labios
se respira como la poesía que habita en los
escombros de la vida,
simple, serena, dormida.
Caen los revoques de la memoria
como luciérnagas a lo blanco
y ya no queda nada más que un pensamiento,
distante como un eco,
latente como tu mentira.
No siempre quise decir algo
y hoy no es distinto.
La ceguera que enmudece mis labios
se respira como suspiro sin consuelo,
compleja, alzada y puta.