inversiones inteligentes 1 | Page 37

INVERSIÓN EN CONTRAPOSICIÓN A ESPECULACIÓN precisamente, el momento de empezar a pensar en la posibilidad de retirar dinero del fondo especulativo). No mezcle nunca sus operaciones especulativas y sus operaciones de inversión en la misma cuenta, ni en ninguna parte de su proceso de reflexión. Resultados que puede esperar el inversor defensivo Ya hemos afirmado que el inversor defensivo es aquel que está principalmente interesado en la seguridad y en no tener que molestarse mucho en la gestión de sus inversiones. En general, ¿qué vía de actuación debería seguir, y qué rendimientos podría esperar en «condiciones medias normales», si es que existen realmente tales condiciones? Para responder a estas preguntas deberemos tener en cuenta en primer lugar lo que escribimos sobre esta cuestión hace siete años, después, los cambios sustanciales que se han producido desde entonces en los factores subyacentes que rigen el rendimiento que puede esperar el inversor y, por último, lo que debería hacer y lo que debería esperar en las circunstancias vigentes a día de hoy (principios de 1972). l. Qué dijimos hace seis años Recomendamos que el inversor dividiese su cartera entre obligaciones de primera categoría y acciones ordinarias de primer orden; que la proporción destinada a obligaciones nunca fuese inferior al 25% ni superior al 75%, por lo que la cifra destinada a acciones tenía que ser necesariamente la complementaria; que su opción más sencilla consistiría en mantener una proporción 50-50 entre las dos alternativas, introduciendo ajustes para restaurar la igualdad cuando la evolución del mercado la hubiese desequilibrado en un 5% aproximadamente. Como política alternativa podría optar por reducir el componente de acciones al 25% «si tenía la impresión de que el mercado había alcanzado un nivel peligrosamente elevado» y, por el contrario, que podía incrementarla hacia el máximo del 75% «si tenía la impresión de que el declive en la cotización de las acciones estaba haciendo que éstas fuesen cada vez más atractivas» . En 1965 el inversor podía obtener aproximadamente el 4,5% de rendimiento con las obligaciones de primera categoría sujetas a tributación y el 3,25% con unas buenas obligaciones exentas de tributación. La rentabilidad por dividendo de las principales acciones (con el índice DJIA en un nivel del 892) ascendía únicamente al 3,2%. Este hecho, en combinación con algunos otros, recomendaba una postura cauta. Dejábamos entender que «en niveles normales de mercado» el inversor 39