inversiones inteligentes 1 | Page 14

EL INVERSOR INTELIGENTE como en Wall Street, alabó las bondades del capitalismo en un artículo publicado en el Ladies’ Home Journal titulado «Todo el mundo debería ser rico»*. Su tesis era que con ahorrar únicamente 15 dólares al mes e invertirlos en buenas acciones ordinarias, reinvirtiendo los dividendos, se podría obtener un patrimonio de 80.000 dólares en veinte años, habiendo aportado únicamente 3.600 dólares. Si el magnate de General Motors hubiese tenido razón, habría sido ciertamente una forma muy fácil de llegar a ser rico. ¿Hasta qué punto acertó? Nuestro cálculo aproximado, que se basa en una inversión en los treinta valores que componen el Dow Jones Industrial Average (DJIA), indica que si se hubiese seguido la prescripción de Raskob durante el período que va de 1929 a 1948, el patrimonio del inversor a principios de 1949 habría ascendido a unos 8.500 dólares. Es una cifra muy alejada de la promesa del prohombre de 80.000 dólares, e indica la poca confianza que se puede depositar en tales garantías y previsiones optimistas. Sin embargo, y como comentario marginal, debemos destacar que la rentabilidad realmente obtenida por esa operación a veinte años habría sido de más del 8% compuesto anual, y eso teniendo en cuenta que el inversor habría comenzado sus adquisiciones con el DJIA en un nivel de 300 y habría acabado con una valoración basada en el nivel de cierre a 1948 de 177. Esta marca podría considerarse un argumento convincente del principio de adquisiciones periódicas mensuales y de acciones ordinarias sólidas durante los buenos y los malos tiempos, un programa que se conoce como «promediar el coste en unidades monetarias». Como nuestro libro no se dirige a los especuladores, no está destinado a los que operan en el mercado. La mayoría de estas personas se guían por gráficos u otros medios principalmente mecanicistas para determinar los momentos adecuados para comprar y vender. El único principio aplicable a prácticamente todos estos denominados «métodos técnicos», es el de que se debe comprar porque un valor o el mercado ha evolucionado al alza y se debe vender porque ha descendido. Es exactamente lo contrario a cualquier principio de negocio válido en cualquier otro terreno, y es absolutamente improbable que pueda conducir al éxito duradero en el mercado de valores. En nuestra propia experiencia y observación del mercado de valores, que cubre más de 50 años, no hemos conocido a una sola persona que haya ganado dinero de manera consistente o duradera aplicando ese principio de “seguir al * Raskob (1879-1950) era director de Du Pont, la gran empresa química, y presidente del comité financiero de General Motors. También fue presidente nacional del Partido Demócrata y el impulsor de la construcción del Empire State Building. Los cálculos realizados por el profesor de finanzas Jeremy Siegel confirman que el plan de Raskob habría aumentado de valor hasta poco menos de 9.000 dólares después de 20 años, aunque la inflación habría erosionado buena parte de esos beneficios. El mejor examen reciente sobre las opiniones de Raskob acerca de las inversiones a largo plazo en acciones, se encuentra en el ensayo del asesor financiero William Bemstein en www.efficientfrontier.com/ef/197/raskob.htm. 16