UNA NOTA SOBRE BENAJMIN GRAHAM POR JASON ZWEIG
en su conjunto, lo que supone uno de los mejores antecedentes a largo
plazo de la historia de Wall Street.3
¿Cómo lo consiguió Graham? Combinando su extraordinaria
capacidad intelectual con un profundo sentido común y una amplia
experiencia, Graham desarrolló sus principios básicos, que tienen por lo
menos la misma validez en la actualidad que la que tuvieron durante su
vida:
Una acción no es un simple símbolo en una tabla de cotización o un
pulso electrónico; es una participación en la propiedad de un negocio
real, con un valor subyacente que no depende de la cotización de la
acción.
El mercado es un péndulo que oscila constantemente entre un
optimismo insostenible (que hace que las acciones sean demasiado
caras) y un pesimismo injustificado (que hace que sean demasiado
baratas). El inversor inteligente es un realista que vende a
optimistas y compra a pesimistas.
El valor futuro de todas las inversiones es una función de su precio
actual. Cuanto mayor sea el precio que se paga, menor será la
rentabilidad que se obtenga.
Por mucho cuidado que se ponga, el único riesgo que ningún
inversor puede eliminar por completo es el riesgo de equivocarse.
Únicamente si se insiste en lo que Graham denominó el «margen
de seguridad», no pagar nunca un precio excesivo, por interesante
que pueda parecer una inversión, se pueden minimizar las
probabilidades de cometer un error.
El secreto del éxito financiero está dentro de la persona. Si se llega
a ser un pensador crítico que no acepta ningún «hecho» del
mercado de valores como artículo de fe, y si se invierte con una
confianza paciente, se podrá sacar un buen partido de manera
sostenida, incluso en los peores períodos bajistas del mercado.
Desarrollando la disciplina y el coraje personal es posible impedir
que los cambios de humor de las otras personas rijan el destino
financiero personal. Al final, el comportamiento que tienen las
inversiones de una persona es mucho menos importante que el
comportamiento que tiene esa persona.
El objetivo de esta edición revisada de El inversor inteligente
consiste en aplicar las ideas de Graham a los mercados financieros
actuales a la vez que se deja su texto absolutamente intacto (con la
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Graham-Newman Corp. era un fondo de inversión abierto (véase el capítulo 9) que Graham gestionaba en
asociación con Jerome Newman, a quien también se puede considerar, por derecho propio, inversor muy diestro.
Durante buena parte de su historia, el fondo estuvo cerrado a nuevos inversores. Estoy agradecido a Walter Schloss
por facilitarlos datos esenciales para calcular los rendimientos obtenidos por Graham-Newman. Parece que la
rentabilidad media anual del 20% que cita Graham en el epílogo (pág. 585) no tiene en cuenta los cánones de gestión.
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