14
En todo caso, el avance importante lo hizo cuando volvió al material carbonizado. Cuando lo probó con hilo de seda carbonizado consiguió que la bombilla funcionara durante cuarenta horas. ¡Todo un récord!
Entonces volvió a probar diferentes materiales pero no en estado nativo, sino carbonizado. Y, así, la mejor opción fue una tira de bambú que sacó de un abanico. Enseguida envió colaboradores buscar diferentes tipos de bambú en todo el planeta.
Había que encontrar el bambú más indicado para hacer las bombillas. Finalmente, el bambú japonés fue el material elegido para las primeras bombillas que se comercializaron.
Posteriormente, la cosa fue mejorando y al final el filamento se hace de tungsteno, pero el funcionamiento básico de la bombilla no ha cambiado. Su gran virtud es que son baratas y permiten iluminar suficientemente bien.
El problema es que resultan muy poco eficientes. Una bombilla hace mucho más calor que no luz. De hecho, cerca del 90% de la energía que se le aplica se pierde en forma de calor.
Por eso ahora ya se van sustituyendo por otros modelos de bombillas más caros, como los de tecnología LED, pero que resultan mucho más eficientes y, a la larga, más económicos.
Etimología de la palabra bombilla
“Bombilla” es forma diminutiva de bomba que a su vez dio lugar a la voz “pompa”, como la de jabón, forma que añadió al término la nota semántica de objeto o cosa esférica o de globo. En latín se llamaba bombus, del griego bombos, con el significado de zumbido, en cuyo caso era acepción de naturaleza onomatopéyica.