Intervenciones en teoría cultural | Page 80

Distinciones teóricas en antropología 79 Otra frecuente equivocación consiste en considerar que la noción de discurso del postestructuralismo se opone a la de realidad o a la de lo material. Como es un lugar común pensar que una cosa son las palabras y otra la realidad, o una cosa son las ideas, lo mental y otra lo material, cuando el postestructuralismo habla de discurso equivocadamente se piensa que es igual a palabras (que se oponen a realidad) o es igual a ideas (que se opone a lo material, a las prácticas). Nada más erróneo que este tipo de equivalencias. Para el postestructuralismo el discurso es real, tanto como la muerte. Es más, para los seres humanos la realidad no puede dejar de tener una dimensión discursiva, que es cómo hacemos sentido y producimos el mundo. El discurso no son simplemente palabras. El discurso implica prácticas, posiciones de sujeto, conceptos, objetos y luchas, con unos efectos de verdad y en relaciones de poder determinadas. El discurso es real, al igual que es material, tiene efectos materiales en corporalidades, espacialidades, tecnicidades y subjetividades concretas. No es simplemente ideas en la cabeza de las personas, sino que inviste las más diversas prácticas y materialidades. Cuando Arturo Escobar (1999) en su análisis del desarrollo desde una perspectiva postestructural afirma que el desarrollo debe ser examinado como un discurso, no quiere decir que es sólo un conjunto de palabras y ficciones en la cabeza de unos planificadores y políticos sin mayores consecuencias en la realidad. Lo que está diciendo es que la realidad es producida, literalmente troquelada, pero también intervenida, por este discurso desde donde opera el aparato desarrollista que constituye los deseos y los principios de inteligibilidad, tanto como las condiciones de las practicas y políticas. El problema no es de vocabulario, de palabras, como algunos críticos han cándidamente indicado. A riesgo de aparecer reiterativo, cerremos este párrafo afirmando que de lo planteado se deriva que el discurso no se opone, como una quimera o idea en la cabeza de las personas, a la realidad que estaría allá en un puro afuera del discurso e independiente de los enunciados. El discurso