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Intervenciones en teoría cultural
ciertos perfiles y trayectorias sociales (encarnado por sectores
privilegiados, racialmente no estigmatizados) socavando, a su
vez, poblaciones racialmente estigmatizadas.
Desde esta perspectiva, la discriminación racial es más profunda
en tanto se encuentra inscrita en el diseño mismo del entramado
institucional que reproduce un modelo de sociedad y unos proyectos
de vida particulares. Como racismo estructural debe entenderse este
diseño institucional que mantiene en la práctica la subalternización
de unas poblaciones e individuos racialmente articulados. De
ahí que esta dimensión del racismo atraviese todo el edificio
institucional. Este racismo se encarna en acciones y omisiones
concretas que, derivadas del funcionamiento mismo del sistema
institucional, tienen el efecto de reproducir las desigualdades y
jerarquías entre individuos y poblaciones racializadas.
Existen diseños institucionales de formaciones sociales donde este
racismo estructural salta a la vista de todos, es reconocido como
tal por gran parte de los miembros de esta formación y se puede
expresar incluso en medidas legislativas explícitamente racistas.
Estos diseños institucionales suponen un racismo manifiesto. El
apartheid en Sudáfrica es quizás el caso que mejor ilustra este tipo de
racismo estructural. No obstante, es más fácil encontrar la modalidad
de racismo estructural latente, como en Colombia. En el racismo
estructural latente, las instituciones y sus articulaciones jurídicas se
imaginan a sí mismas en contra de cualquier tipo de discriminación,
incluyendo la racial. Pero en contra de lo que se supone, es
precisamente en cómo estas instituciones y articulaciones jurídicas
operan que se establecen las discriminaciones y exclusiones de unos
individuos y poblaciones mientras que otros resultan beneficiados y
ven reforzados sus privilegios.
Por tanto, ya sea manifiesto o latente, el racismo estructural
apuntala una serie de privilegios para unas poblaciones e individuos