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Intervenciones en teoría cultural
Racismo manifiesto y latente
Por su forma de operación, se pueden diferenciar dos modalidades
de racismo.2 De un lado, se encuentra el racismo manifiesto
que se refiere a la amalgama de los enunciados, percepciones y
prácticas que son explícitamente racistas; es decir, que pueden ser
fácilmente reconocidas como racistas por quien las agencia o por
quienes son testigos o víctimas de este racismo. En este sentido,
el racismo manifiesto es un racismo que se explicita o evidencia
ante la conciencia propia o ante los señalamientos de los otros
que perciben o experimentan dicho racismo. Por tanto, se puede
afirmar que este racismo trabaja en la superficie del discurso y de
los comportamientos de tal manera que, bajo ciertas condiciones,
puede ser objeto de identificación y señalamiento. Aunque
en ocasiones este racismo apela a las más variadas artimañas
eufemísticas para ocultarse, logrando pasar relativamente
desapercibido, esto se hace en tanto se reconoce como posiciones
racistas que requieren ser mimetizadas. En últimas, entonces,
quienes recurren a los eufemismos para ocultar los enunciados,
percepciones o prácticas racistas, lo hacen a sabiendas de su
carácter racista y ante la idea de que deben ocultarlos ante el
escrutinio de los otros (generalmente las personas sobre los que
se ejerce). Ejemplos de este racismo manifiesto se encuentran
incluso en innumerables chistes o apodos que circulan y que
ridiculizan, animalizan, hipersexulizan o estereotipan al negro.
No tienen nada de inocentes estos chistes o apodos porque a
través de ellos se reproduce el pensamiento racista.
Por otro lado, en oposición a esta forma de racismo, se puede
hablar de un racismo latente. La diferencia estriba en que el
racismo latente opera sin que sea identificado o percibido como
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2
En esta distinción estoy siguiendo los planteamientos de Stuart Hall. Para una
ampliación sobre este y otros aspectos de la obra de Hall, ver Restrepo (2004).