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Intervenciones en teoría cultural
pudiera afirmarse que las identidades son meras taxonomías que
sirven para pensar y ordenar el mundo, ahí también encontramos
una dimensión del poder que no es desdeñable. En efecto, las
clasificaciones son en sí mismas intervenciones sobre el mundo,
un tipo de intervención que algunos autores conceptualizan como
‘violencia epistémica’:
Toda taxonomía, todo sistema de clasificación y
diferenciación, representa un acto de violencia
epistémica, metafísica e incluso fenomenológica
[...] La arbitrariedad —y por tanto la contingencia—
de las taxonomías y las clasificaciones que nos
trazan tanto el mapa del mundo como de la historia,
se esconde tras el poder de un pronunciamiento
cuya autoridad reposa en ese acto de violencia
epistemológica (Mendieta 1998: 151-152).
La otra cara de la moneda de las identidades como ensamblajes
a través de los cuales se ejerce dominación, explotación y
sujeción, consiste en que las identidades también constituyen
sitios de lucha y empoderamiento de sectores subalternizados
o marginalizados. No sólo son los ejercicios de dominación y
sometimiento los que se ponen en juego en la articulación de
las identidades. También las disputas directas u oblicuas a
las relaciones de dominación, explotación y sujeción suelen
involucrar el surgimiento y consolidación de las identidades. Las
acciones colectivas que problematizan las relaciones de poder
institucionalizadas a menudo son aglutinadas por identidades que
perfilan su sujeto político. Estas identidades, sin embargo, no son
preexistentes a las acciones colectivas desplegadas en su nombre
sino que son en gran parte el permanente y cambiante resultado
de las acciones mismas. Las identidades no están en el más acá y
en el antes de la acción colectiva, sino que devienen en existencia
y se transforman en estas acciones y las experiencias derivadas.