Modernidad y diferencia
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cualquier lógica y dominación cultural coherente?
(2010: 221; énfasis en el original).13
Escobar tiene razón en su preocupación por los efectos
fragmentadores y hasta celebracionistas que pueden derivarse
de ciertos análisis antropológicos que apelan a la idea de
múltiples modernidades. No obstante, considero que de
enfatizar la heterogeneidad y situacionalidad en los análisis
eventualizadores de la modernidad, no se sigue necesariamente
que se desconozcan las relaciones de poder y jerarquización en y
entre las formaciones de modernidad concretas, ni que se pasen
por alto los efectos estructurantes de ciertas racionalidades,
tecnologías y subjetividades que apelando a unas modernidades
eurocentradas se han asociado a un proyecto civilizatorio global.
El punto es no confundir eventualización con un procedimiento que
solo explore las heterogeneidades, las singularidades, supuestamente
contraponiéndose a los análisis que buscan comprender los efectos
de las configuraciones y totalidades. Nuevamente es Chakrabarty
quien subraya el doble movimiento analítico que estaría en juego en
la eventualizacion de la modernidad: “[…] reconocer la necesidad
‘política’ de pensar basándose en totalidades y, a la vez, desmontar
constantemente el pensamiento totalizador poniendo en juego
categorías no totalizadoras” (2008: 52). En suma, como bien lo
planteaba Néstor García Canclini “[…] nos negamos a admitir, sin
embargo, que la preocupación por la totalidad social carezca de
sentido. Uno puede olvidarse de la totalidad cuando sólo se interesa
por las diferencias entre los hombres, no cuando se ocupa también
de la desigualdad” (1989: 25).
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