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Intervenciones en teoría cultural
una interioridad considerada superior y legitimo frente a una
exterioridad que se supone en su diferencia como inferior.
En tanto proyecto civilizatorio lo que aparece como modernidad
puede ser examinado como experiencias históricas singulares,
experiencias que no suponen teóricamente ningún contendido
distinto de los que efectivamente (y, no en pocas ocasiones,
contradictoriamente) se han articulado en lugares y por gentes
concretas. Según Foucault ([1983] 2009: 57), una experiencia
histórica singular comprende tres ejes: el de la formación de los
saberes, el de la normatividad de los comportamientos y el de la
constitución de los modos de ser del sujeto. En tanto proyecto
civilizatorio, entonces, lo que aparece como modernidad
amerita ser entendido como una formación discursiva asociada
a tecnologías de gobierno de poblaciones y de constitución
de sujetos y subjetividades. En tanto formación discursiva la
modernidad está constituida por el universo de los enunciados
y los silencios que configuran la regularidad de la dispersión de
unos objetos, conceptos, posiciones de sujeto y disputas que han
hecho pensable y visible de ciertas maneras a la modernidad.
Los discursos expertos han sido un importante componente de
esta formación discursiva, y así deben entenderse muchos de los
análisis producidos por los filósofos, sociólogos, antropólogos,
historiadores y demás. Las racionalidades y veridicciones de la
modernidad hacen parte esta formación discursiva.
En tanto tecnologías de gobierno, la modernidad es un referente
con múltiples asociaciones en nombre del cual se han movilizado
formas de gestionar e intervenir colectivos concretos de
gentes. Algunas de estas tecnologías han adquirido la forma
de gubernamentalidad y biopolítica, del gobierno sobre la vida
de las poblaciones. No obstante, aunque históricamente es un
hecho que ciertas tecnologías se han desplegado en nombre de la
modernidad, de ello no podemos concluir que estas tecnologías