Montar una escena y realizar sobre ella un documento denotativo (la residencia
presidencial lleva el mote de ser ahora un verdadero hogar, en el cual se consumen los
alimentos que se cultivan en la quinta de manos de la primera dama).
Con Durán Barba y el aval mayoritario de los medios, los discursos se inundaron de
subjetivemas y muchos de ellos son claros ejemplos de transformaciones-deformaciones 5 :
sinceramiento, cambiemos, emergencia energética, libertad económica, shock de confianza,
optimismo, entusiasmo, revolución de la alegría, vamos a estar mejor, van a llover las
inversiones, si la pasamos duro ahora es porque el día de mañana será venturoso y feliz,
juntos podemos, algo bueno va a pasar, en cada rincón estoy con vos, sos bienvenido.
El concepto de “Revolución de la Alegría”, que parece tan ajeno al contexto político, se
transformó en la propuesta central del nuevo gobierno, hasta tal punto que Macri sumó un
“experto en felicidad” en su Gabinete para hablar de pobreza y felicidad. Se llama Daniel
Cerezo, ex gerente de "Felicidad y Cultura" de la empresa Páez, y líder de la ONG "Creer-
Hacer". Según el experto, "la pobreza poco tiene que ver con lo económico, sino con qué
haces vos para proyectar tu proyecto de vida". Es decir que la pobreza pasó a ser una
responsabilidad individual.
A modo de cierre parcial, consideramos que, en el espacio fracturado de la posmodernidad,
los medios de comunicación, aliados al poder político, y bajo la cobertura de su simulacro de
información y del incentivo seductor del espectáculo que construyen, terminaron por
convertirse en generadores de un ruido incesante con el que pretenden tapar la emergencia
de lo real.
Escuchar realmente los discursos sociales es querer oír, con toda conciencia, también lo
implícito, lo indirecto, lo suplementario, lo aplazado. Es permitir que la escucha se abra a
todas las formas de polisemia, porque el sentido jamás se detiene y este fenómeno de espejeo
es lo que llamamos significancia 6 . El susurro es lo que hay que aprender a escuchar
“desarrollar el olfato semiológico” para comprender que el texto denotado es algo que no
existe, siempre hay un suplemento de sentido del que ni el diccionario ni la gramática pueden
dar cuenta.
El lenguaje es el vínculo semiótico que sin cesar produce y renueva los significados culturales
por medio de los cuales la sociedad se entiende a sí misma y se reproduce. Reconocer la
existencia de un discurso dominante 7 en una sociedad determinada y en un momento
histórico preciso permite entender que los hechos que se producen no significan de por sí
sino en función del discurso dominante que está compuesto por un conjunto de signos
ideológicos, con un determinado valor, en torno de los cuales giran todas las demás
significaciones sociales potencialmente válidas. El discurso dominante impone nuevos signos
ideológicos y les otorga un valor determinado: todo otro signo se verá entonces extraño o
ajeno, por lo tanto será considerado falso y no será creíble.
Las deformaciones tratan sobre algo que existe, pero lo hacen de manera falaz, exagerando,
minimizando o deformando.
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Kristeva señala que la significancia es el trabajo de diferenciación, estratificación y confrontación
que se practica en la lengua, y deposita en la línea del sujeto hablante una cadena significativa,
comunicativa y gramaticalmente estructurada.
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Un discurso dominante es un sistema social de referencias semióticas: todo lo producido en una
sociedad adquiere una significación particular en función de esas referencias establecidas.
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