GLORIAS Y TRAGEDIAS DE UNA FAMILIA TIPO
Por Gonzalo M. Iglesias
Cuando se piensa en Isabel Allende, generalmente sobreviene el recuerdo de LA CASA DE LOS ESPÍRITUS -su primera novela- o bien, para el caso de los lectores más entrenados, el recuerdo de PAULA, una de las obras más profundas y personales de la autora. Pero pocos recuerdan, tal vez, uno de sus libros más interesantes: LA SUMA DE LOS DÍAS, memoria que no ha tendido la trascendencia de LA CASA DE LOS ESPÍRITUS pero que, curiosamente, se corresponde con su esencia.
En este caso, Isabel Allende no se ocupa de las familias Trueba-Del Valle sino de la historia de su propia familia, y de los acontecimientos que formaron parte de las vidas de cada uno de sus miembros diez años después de que falleciera Paula, la hija de Allende..
A simple vista, muchos críticos podrían pensar que LA SUMA DE LOS DIAS es una memoria liviana, un recorte de momentos divertidos y de anécdotas de trabajo que Allende reunió para asegurarse una nueva obra en los estantes de las librerías. No han faltado autores y críticos que tildaran a Allende de escribidora o que sostuvieran que su literatura reproduce estereotipos de género caducos. Es posible, tal vez, que cierta épica del realismo mágico haya quedado en el olvido, pero LA SUMA DE LOS DIAS demuestra que la sencillez de una buena historia no reviste razones para quitarle a una novela méritos artísticos, y que no por ello se vuelve menos mágica.
¿Hay acaso menos maravilla literaria en las desventuras de los Buendía que en la historia de la tribu Allende-Gordon? No lo creo. Junto a hijos que vienen y van, momentos de un ingenioso sentido del humor y episodios de la más oscura violencia (como aquella historia de la nuera Lori y la aventura de Brasil) LA SUMA DE LOS DÍAS no deja de ser el relato de una familia que busca mantenerse unida pese a los avatares del destino, y la historia de una pareja madura que comienza a transitar sus años dorados después de mucho tiempo de angustias y dolor. Y todo contado desde la belleza de un lenguaje simple que no busca elocuencia sino identificación.
¿Implica, acaso, la simpleza de recursos menos valor literario? ¿Es Isabel Allende una escribidora por solo el hecho de transformar su vida personal en material de una memoria literaria?
Es probable que LA SUMA DE LOS DÍAS no busque innovación literaria ni esconda entre sus páginas las ambiciones de grandeza de CIEN AÑOS DE SOLEDAD. Se trata, pues, de las peripecias de una familia que, en apariencia, podría parecerse a cualquier otra. Sí, en LA SUMA DE LOS DÍAS, también hay suegras entrometidas, hijos divorciados, abuelos cascarrabias y secretos que aguardan su momento para hacer sucumbir a los más tranquilos, y es, justamente, en medio de todas esas historias, en donde Isabel Allende encuentra la intensidad dramática necesaria para tejer una historia de amor y redención.