Instituto Mexicano de Economía del Comportamiento Experimento café y esquemas (1) | Page 4
Lilia estuvo trabajando su propuesta hasta muy tarde. Sabía que dentro de poco elegirían al nuevo jefe
y que, si ella mostraba el resultado de su trabajo, seguro que la considerarían entre las opciones al
puesto. Revisó su análisis hasta el nal, se amaneció validando cada número. Llegó cansada a la o cina,
y un poco despeinada, pero con la seguridad que da tener un análisis correcto. Lamentablemente, por
el apuro, no logró reservar una sala de reuniones. No obstante, su propuesta era sólida y realmente
generaría un cambio en la organización. No iba a dejar que la falta de salas impidan exponer su idea.
Fue donde el gerente general y le preguntó si podían reunirse en el lobby un par de minutos.
Ambos se sentaron en los sillones del lobby. Como era de esperarse, había muchas personas
transitando y distraían al gerente de rato en rato. Lilia abrió su hoja de excel con los detalles del análisis
e intentó explicar su trabajo.
—Mire, don Héctor, en mi opinión la evaluación de desempeño no está siendo objetiva.
—¿Por qué?
—He visto varios reportes y hay inconsistencias. No le voy a mostrar el detalle —dijo Lilia al darse
cuenta que sería imposible explicar en 5 minutos las tablas en excel que hizo, por lo que decidió
obviarlas e ir al grano— pero hay un error en el método de muestreo que se toma para medir la calidad
de servicio de los operadores y el peso de esa categoría es muy grande en el ponderado.
—Lilia, mira, puede ser interesante pero la evaluación de desempeño la hicimos con una serie de
especialistas. Me gustaría ver los detalles para evaluarla pero ahora no tengo mucho tiempo. Búscame
luego —dijo el don Héctor y se retiró.
Lilia regresó a su posición decepcionada. Tenía la sensación de que no valoraban su trabajo. Abrió el
navegador y fue a Google para buscar “bolsas de trabajo”. Sentía que había invertido muchísimo
esfuerzo, incluso arriesgando su relación, para nada. Ahora intentaría salvar las cosas con Eduardo.
Al llegar a casa, Lilia ideó una sorpresa para su novio. Su estrategia se dividía en tres puntos. Primero, le
ayudaría a ordenar su armario de camisas. Luego, lo invitaría al teatro.
Y nalmente, le prepararía una cena.
Eduardo llegó a casa, ella lo recibió y le dijo que necesitaba que la acompañe a la tienda. Él aceptó a
regañadientes. Al estar en el auto, ella le comentó que le tenía una sorpresa. Irían al teatro. Lo llevó a
ver “La vie en rose”, una obra basada en la vida de Édith Piaf. Lilia no le contó nada de la obra para
sorprenderlo. Luego, al llegar a casa, tenía la cena preparada, le había costado mucho hacerla y le puso
bastante cariño. Sin embargo, no tuvo tiempo para comprar un par de copas de vino, por lo que acabó
sirviéndolo en vasos de refresco. Además los platos que usó eran los mismo que usaban en el día a día.
Al nal, logró ordenar las camisas de Eduardo para que a la mañana siguiente él pueda verlas al
despertar y que reconociera los detalles y el esfuerzo de su pareja.
Realmente ella le había puesto mucha dedicación, pero lo que vio Eduardo fue esto:
La obra de teatro: No la entendió muy bien porque no conocía a Édith Piaf, ni comprendía los detalles
de la puesta.
La cena: El vino no le gustó mucho y la comida le pareció regular. Sin embargo agradeció el gesto pero
sintió que Lilia lo hizo solo por cumplir.